EL EXILIO ES COMO UN TEMPLO
jueves, 30 de junio de 2011
EL EXILIO ES COMO UN TEMPLO
(6-28-11-5:00PM)
Por Andrés Pascual
Confieso que añoraba al exilio mucho antes de integrarme a él en 1989, cuando, como ex preso, llegué a Miami acompañado de mi esposa y tres hijos menores.
El exilio, para muchos cubanos “de verdad” que quedamos en la Isla, de la que una cantidad mucho más que generosa nunca pudo salir, era no solo el bastión más formidable contra la tiranía castrocomunista; sino la única posibilidad de legitimar a la Cuba perdida; quiero decir, que el destierro era la reproducción de los valores positivos del ciudadano que identificó a la Mayor de las Antillas desde el ángulo más significativo, incluso para América Latina que, desde la década de los 60’s, se diluía entre el marginalismo social y la anemia política que también era matizada con un grado superlativo de oportunismo militante.
Entonces el exilio fue la almohada en que recostaba las penas y frustraciones el patriota que veía azorado cómo se le escapaba su país, cómo se pisoteaba su identidad nacional por efectos de la gestión asoladora de la horda; era, nadie lo dude, la única protección posible de la tradición y del patriotismo aunque en otra latitud.
El más soberbio fiscal contra la tiranía dictatorial ha sido, es y será el pasado de la República, por eso los castrocomunistas han enfilado sus baterías ideológicas a desaparecerlo del conocimiento de otras generaciones sin tiempo histórico definido: ni Celia Cruz ni Mantequilla Nápoles ni Luis Etchegoyen ni Gastón Baquero ni Orestes Miñoso han tenido posibilidades de ser de dominio popular, disfrutables como compatriotas exitosos dignos del orgullo nacional durante el último medio siglo…
Para conservar esa herencia existe el exilio, en que el reclamo patriótico abarca todas las facetas de la vida nacional: la única Cuba posible hoy, la única sociedad cubana de altos y respetables valores de la tradición, es la sociedad verdaderamente exiliada.
Sin embargo, por miopía o por mala voluntad, el exilio se bate contra fuerzas superiores que pretenden eliminarlo a como dé lugar; falsos dioses de la liberación nacional, propios y extraños, pretenden acabar con el último bastión que queda en la lucha.
Entre una emigración que se hace llamar “comunidad económica” que nunca fueron anticastristas; aliada a voces de quienes, fraudulentamente, representan al exilio histórico enmascarados en organizaciones de gran poder financiero como la FNCA y apoyadas por la peor administración americana de la historia, con inclinaciones más que liberales, comunistas, el exilio cubano, la única porción cubana auténtica posible, está hoy en el más grande peligro de su existencia de 52 años.
Es compromiso de todos defenderlo; o resignarse a observar como mueren la identidad y la nacionalidad del pueblo que más prometió en toda América.
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