CON MALAS INTENCIONES

domingo, 26 de junio de 2011

CON MALAS INTENCIONES
 (6-22-11-5:05PM)
Por Andrés Pascual 
Alejandro Armengol escribe para el Nuevo Herald, este individuo es el “sniper extranjero” contra lo que signifique libertad de Cuba; se pasea por los pasillos del diario en español y, acaso en inglés, como uno que “cae bien” entre la mayoría de liberales y de comunistas de esos medios, porque se opone a tiempo completo a la parte considerable en el rango de exilio, a la cual no pertenece y que tanto  odio despierta entre la gerencia y muchos asalariados del poderoso periódico.
El problema de Armengol(foto de la izquierda) es que no ve el caso cubano como nacional; sino como cualquier persona de otro país, con apariencias de una neutralidad que, veladamente, es política anticubana; goza con ofender a quienes han luchado por liberar a Cuba y no comulgan con sus opiniones. Por supuesto, quien escriba sobre la tragedia cubana desde posiciones patrióticas en esta ciudad hoy, vende menos que la acera de enfrente escondido en el ropaje de controversial…eso lo sabe el departamento de marketing de la prensa de Miami. Por todo lo anterior, a su manera perruna y tradicional, opina en el Nuevo Herald  sobre todo lo que pueda mancillar a Cuba y al exilio, incluso a sus héroes patrios como Martí. Por eso critica a quienes se oponen a los viajes de estadounidenses a la Isla.
No hay una sola razón decente que favorezca el apoyo de los viajes de los americanos a Cuba;: “los yanquis turistas” son en Cayo Coco y otros resorts, fuera del alcance del pueblo para que no los maten al robarlos, que un país en el que cada familia tiene por lo menos un miembro aquí, que viaja allá una ó más veces al mes, no necesita boca ajena para conocer ni de Nike ni de Alex Rodríguez ni de Kobe Bryant ni de la ollita Hitachi; ahora, si como está ocurriendo, el discurso socio-político-económico es desalentador con respecto a la democracia, antiamericano y anti-exilio de parte de los que viajan, figúrese…nadie puede ayudarlos.
A los cubanos no hay que enseñarles nada, lo saben todo o se lo imaginan; pero temen perder la herencia maldita de “la justicia revolucionaria” y “la fuerza moral”, aquella que le robó una bodega a un esforzado compatriota bajo el lema de “nacionalización a tienda del pueblo”; la que obligó a quien abandonaba el país a firmar la entrega de una casa, un auto y 100 pesos en el banco, para que se lo dieran a quien no los trabajó, a pesar de que familiares herederos que quedaban la necesitaban…es por eso que no se deciden a enfrentar a sus inquisidores, porque le temen más a la verdadera justicia y al cambio de sistema que a la ignominia: con el capitalismo se vigila la propiedad privada y, de verdad, “el que no trabaja no come”, frase de un Santo Católico, no de Lenin, que la copió sin explicar jamás de dónde la había sacado.
Nunca han protestado por la forma como vive la Nueva Clase y lo saben: como vive Ramiro Valdés, Guillermo García, sus socios, sus hijos…pero, todavía, escuchan el cuento de la manera como vivían Lobo, Casanova, Ferro, Gómez Mena… y los colocan en plano de monstruos temibles…que tenían menos riqueza  que estos de hoy, porque, para acumularla y disfrutarla, no tienen que sudar, solo robársela sin consecuencias.
La autorización a los americanos a viajar allá sería la ampliación autorizada de la nueva Academia Frunze tropical que ya funciona, cuyos comisarios políticos, preparados a través del intercambio cultural-académico de elementos agitadores de la inteligencia castrocomunista en este país, encubiertos en “docentes” para “convertir” en castroguevaristas a la desatendida, ideológicamente, masa estudiantil de segunda enseñanza y universitaria americana, sobre todo, de origen hispano, que es el principal el objetivo.
Lo anterior es el único derrotero del Dpto. América sobre esta política: ayudar en la formación de militantes de la 5ta. columna antiestadounidense, capaces, un día, de destruir este país desde adentro en cualquier variante.
El peligroso izquierdismo liberal en el poder en tiempos tan cruciales en Estados Unidos apoya y se responsabiliza con esa política, que contempla, como fase de importancia capital, destruir completamente al exilio.
Los disidentes y opositores decentes, que no pertenecen al “aparato” como encubiertos, deberían saber que, cada vez que apoyan o proponen peticiones temblequeantes, reformistas-oportunistas, firman su sentencia de muerte; Alejandro Armengol no, ese lo sabe y lo disfruta. Si no, al tiempo.