LECCIÓN DE MORAL Y CÍVICA "NO DEBE GASTARSE EN PAN LO QUE HACE FALTA PARA PLOMO"

lunes, 2 de mayo de 2011

LECCIÓN DE MORAL Y CÍVICA
"NO DEBE GASTARSE EN PAN LO QUE HACE FALTA PARA PLOMO"
(5-2-11-10:45AM)
Para servir los supremos intereses de la Humanidad y de la Patria, precisa reducir, hasta lo posible, el egoismo personal y las ambiciones desmedidas. Y, cuando no se tiene patria-sobre todo-, como nosotros, la sobriedad y el renunciamiento constituyen deberes inviolables. Sin tierra propia y sin derechos ciudadanos que esgrimir como salvaguarda de la dignidad, nada somos y bien poco valemos.
Reafirmando estos principios, Bernarda Toro de Gómez**, la esposa del Generalísimo, la madre de Panchito Gómez Toro, a quien el alma agradecido de su pueblo llama simplemente "Manana", brindó a sus hermanos una lección de alta moral inolvidable en el escenario pobrísimo de la emigración de 1895, en los Estados Unidos. Vivía la insigne matrona en sublime desposeimiento, con la mirada clavada en la campiña cubana donde se batían por la libertad los recios varones de su casa, y su voluntad dedicada al absoluto servicio de su país. Varios Clubes de distintos patriotas cubanos, considerando sus infinitas limitaciones económicas, enviaron a Manana recursos económicos para segurar su subsistencia. Ella, altiva y fuerte los devolvió con esta frase lapidaria que todos debíeramos ahora grabarnos en el pensamiento: "NO DEBE GASTARSE EN PAN LO QUE HACE FALTA PARA PLOMO".
Este conmovedor ejemplo esperamos que diga algo a los que hoy, allá en la patria reclaman, una y otra vez, que los sustenten económicamente, para hacer algo por la libertad y también aquí, a los ricos que viven de espaldas a la patria y a los "nuevos hombres" emigrantes que divertidos rien y "gozan" mientras Cuba agoniza en la cruz; a los indolentes que se creen turistas, cuando no son más que unos infelices desterrados.
**Esta cubana excepcional nace en la familia mambisa de 14 hermanos, que tras incendiar la casa, marchan todos a combatir al monte. Allí se casa con Máximo Gómez y en la manigua les nacen cinco hijos: dos de ellos mueren, y sobreviven Clemencia, Panchito y Máximo.

Luego el odioso Pacto del Zanjón en 1878, Manana sigue a su esposo por tierras de América donde nacen Urbano, Bernardo, Andrés y Margarita. En Montecristi, tras la muerte de su hijo, funda el Club Revolucionario “Panchito Gómez Toro” y sigue dedicando sus esfuerzos a la causa mambisa.

Al saber su situación, Tomás Estrada Palma, delegado del Partido Revolucionario Cubano tras la muerte de Martí, le ofrece una pensión. Ella no la acepta y dice que hace más falta el dinero para la lucha. Concluye la guerra y ella, su esposo e hijos viven modestamente. ¡Jamás piden nada por sus servicios a la Patria!