
LECCIÓN DE MORAL Y CÍVICA CUANDO LA DERROTA CREA FUERZAS
miércoles, 4 de mayo de 2011
LECCIÓN DE MORAL Y CÍVICA
CUANDO LA DERROTA CREA FUERZAS
(5-3-11-12:00M)

Después de proclamar la independencia en el Ingenio "La Demajagua", los patriotas encaminaron sus altivos corceles al poblado de Yara, que da nombre en recuerdo emocionado al grito de libertad que resonara con esa misteriosa vibración que produce el decoro, en campos y ciudades de la isla atormentada. De ese pueblecito, pequeño y pobre, atacado por Céspedes y sus devotos seguidores el 11 de octubre de 1868, tuvieron que retirarse los patriotas empujados por las fuerzas superiores conque allí contaba el Ejército español, sufriendo un memorable revés que puso en peligro la continuidad de la guerra.
Cuando golpeados los grupos insurrectos por avezados contingentes, el desencanto irreprimible produjo la exclamación de "todo se ha perdido". Carlos Manuel de Céspedes, creciéndose en la desgracia y reafirmando sus valores de jefe de la revolución, dijo para los irresolutos y los débiles--de entonces y de ahora--"Aún quedan doce hombres: bastan para hacer la independencia de Cuba".
Las grandes causas no requieren siempre, mayorías a su favor. Hay hombres predestinados que resumen una época, definen sus más altos valores y son como la viril expresión de sus contemporáneos, aún cuando éstos guarden silencio. Esos gigantes de las más trascendentales hazañas, son como el grito de su tiempo y, hasta a veces, como el mandato de los que vendrán luego. Porque tanto valen y tanto sirven, que cuando saborean la victoria reparten sus deliciosos manjares entre aquellos que no la ayudaron; y, cuando se enfrentan a las pruebas y dolores de la derrota, la asimilan hasta convertirla en útil y fecunda, resistiendo la adversidad como todo un ejército y elevándose sobre el suelo común con la majestad de una montaña.
Las fuerzas morales, son invencibles, "Trincheras de ideas--decía el apóstol--valen más que trincheras de piedras". En Yara no triunfó el español enemigo de la libertad. Triunfaron, abriéndose paso hacia la gloria, los paladines de 1868.
Aquel pueblo sembrada de tristezas y miserias fue una fortaleza de la moral cubana, ganadora de la independencia por las vías del sacrificio y de la fe. El primer grito no se dió en Yara, pero, el grito más alto del poderío moral de un pueblo, sí resonó en su memorable caserío.
¡En ese espíritu templado de los hombres de verdad, LA DERROTA CREA FUERZAS. (Del libro "La Escuelita Cubana" impreso en el exilio)














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