LAS SELECCIONES DEL PCC

miércoles, 20 de abril de 2011

LAS SELECCIONES DEL PCC
(4-20-11-5:05M)
 
Por Luís Alberto Ramírez - Miami 
Una elección es una opción que se toma entre distintas. Selección: es un conjunto de personas o cosas seleccionadas. En la noticia que nos llega del sexto congreso del Partido Comunista de Cuba, se informa que unánimemente los mil delegados en pleno, aprobaron las reformas planteadas por Raúl Castro y comenzaron la votación de los miembros del Comité Central y del Buró Político.
En este sentido vale la pena hacer un breve paréntesis en la noticia y en las circunstancias que la provocan. En primer lugar, en la Cuba castrista nunca se ha votado por elegir a nadie, siempre el voto ha sido para seleccionar entre los oficialmente elegidos. La política  socialista democrática es muy clara al respecto: Solo tienen derecho a representar a la población (dígase población porque en los países totalitarios el Pueblo se considera una masa amorfa que carece de valor humano alguno) los nominados por el partido único. En consecuencia, en Cuba no hay elecciones, sino selecciones.  
Aclarado este punto, pasemos entonces al trasfondo de los hechos. Este debió ser el décimo congreso del Partido, sin embargo, es el sexto. De manera que hubo circunstancias que hicieron que los congresos se aplazaran por mucho tiempo, entre ellas, se me ocurre, el desmerengamiento del campo socialista y la inestabilidad ideológica sufrida por las figuras más poderosas de la dirección del país, pero el motivo primordial que llevó al aplazamiento de los congresos fue la falta de definición del futuro. 
Desde el comienzo del periodo especial en tiempos de paz, la maquinaria socialista sufrió un estancamiento donde no se supo el camino a seguir. Por una parte, el alimento ideológico social se quedó sin argumentos. A la balanza revolucionaria le serrucharon el piso y  las cacareadas conquistas de la revolución cayeron estrepitosamente debido a la obvia dependencia foránea sociedad. Por tanto los cantos de sirena revolucionarios se derrumbaron como un mal armado castillo de naipes. 
La solución fue radicalizar aun más el sistema y convertirlo en una abierta dictadura con argumentos superfluos, pero muy eficaces por cuanto sometieron al Pueblo sin apañar el verdadero propósito de la dirección de la revolución. 
¿Qué ha sucedido entonces con los resultados del sexto congreso del Partido? Exactamente lo planeado por la octogenaria dirección del País. Quedaron las cosas idénticamente iguales como cuando Raúl tomó las riendas del poder, solo que ahora con mayor radicalidad y “legalmente” autorizado.
Como se sabe, los delegados al congreso del Partido no tienen manera de decidir, sino solamente establecer y/o dejar constancia legal con mano alzada o  urnas abiertas, que las propuestas económicas y sociales planteadas por la dirección del Partido son las  que se llevarán a la práctica con la anuencia de la totalidad de los congresistas. 
Las reformas planteadas no pasan de meros formalismos. Por ejemplo ¿Es lógico plantear un mandato de cinco años por dos términos cuando se lleva en el poder cincuenta largos años se tiene ochenta de vida? Cuando el mandato de Raúl Castro llegue a su fin estaría próximo a cumplir 90 años. Esa es la manera más descarada de decirle al Pueblo que van a estar en su cargo hasta que se mueran. 
Para los que tenían esperanzas que el congreso del Partido le iba a dar un respiro al pueblo cubano no hay una noticia más espeluznante que las propias medidas aprobadas por éste, porque el congreso del Partido Comunista de Cuba fue la vía propicia que encontraron los castristas cubanos para decirle al pueblo de Cuba “Estamos aquí porque nos da la gana, y estaremos hasta la muerte.