(4-19-11- 5:00PM)
Si después de medio siglo aún se está construyendo el socialismo en Cuba, y el socialismo es la antesala al comunismo, la pregunta a hacerse es: ¿Dónde se ha metido el comunismo en Cuba que ya ni siquiera se menciona? y ¿Qué le ha pasado al socialismo que no termina de construirse o perfeccionarse? Ambas preguntas tienen una sola respuesta: Capital. China lo previó en su partido de pin pon con Nixon. Castro lo desechó con el capital de Moscú. Hoy, después de medio siglo de construcción del socialismo en Cuba solo se ha llegado a la conclusión que para que el socialismo logre su etapa final en Cuba, hace falta que EE.UU le provea los mástiles necesarios para su sostén que el embargo de EE.UU le prohibe. No basta con que una masa de exiliados le provean las migajas que lo sustentan. Para ello se necesita mucho capital norteamericano y esto no puede suceder sin la eliminación del embargo. Algunos "exiliados" con gran poder económico, lo saben y otros, por ideología, lo comprenden también. Los Castros y su rethaila de proyectos lo reconocen: Hay que derogar el embargo para terminar la obra. Raúl Castro lo dijo: "A mí no me eligieron Presidente para restaurar el capitalismo en Cuba ni para entregar la Revolución. Fui elegido para defender, mantener y continuar perfeccionando el socialismo, no para destruirlo”. Por eso no entiendo como aquellos, que buscan los cambios en Cuba, pidan que se elimine lo único que ha obligado a ese régimen a realizar los cambios endémicos dentro de su contrucción del socialismo, que no ha sido otra cosa que la destrucción del individuo y la familia en Cuba. Hoy el régimen promete la misma pequeña libertad individual y el nuevo acceso a la nueva "generación", no por interesarse en la libertad generacional después de un poco más de medio siglo de existencia, sino por el miedo a la inestabilidad social que se avecina dentro de la isla al ellos no poder continuar la subvención del hambre a que han tenido al pueblo cubano sometido por más de cinco décadas. El régimen fracasa no por los esfuerzos del cubano a que fracase, sino por el esfuerzo del régimen en destruir una nación para construirle un socialismo que lo arruina. La libertad de Cuba no depende de otra cosa que la capacidad del cubano a encontrarse con esta realidad y a no ofrecerle el oxigeno que tan desesperadamente buscan sus verdugos. Si el cubano ha sido capaz de sacrificarlo todo por el futuro mentido, no debe, bajo ninguna circunstancia, condenar el sacrifico para el futuro verdadero: su libertad. Si todos decidiéramos decir basta ya, hasta aquí llegamos, el régimen se derrumba como está sucediendo, aun cuando el mismo cubano lo ha llevado a cuestas, dentro y fuera de Cuba.
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