BAHÍA DE COCHINOS A LOS 50 AÑOS-III-final

lunes, 18 de abril de 2011

BAHÍA DE COCHINOS A LOS 50 AÑOS-III-final  
 (4-17-11-5:00PM)
Por Diego Trinidad, Ph. D. 
Aunque todavía la versión de los apologistas de Kennedy prevalece, culpando a todos menos al presidente de lo sucedido, repito que ÉL Y SOLO ÉL es el responsable del fracaso de la invasión.  Podía—y debía—haber cancelado la operación.  Tenía bases de sobra.  Bajo el Derecho Internacional, la invasión de una nación soberana, por muy insoportable que fuera su gobierno, era ilegal.  Así se cansaron de repetírselo sus asesores Chester Bowles, Arthur Schlesinger, el Secretario de Estado Dean Rusk y el funcionario del Departamento de Estado Thomas Mann, quien había trabajado bajo la administración de Eisenhower. Y también  se lo aseguró el Senador William Fullbright, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, quien lo previno que el plan, además de ser ilegal, era inmoral.  Resulta irónico que Fullbright siempre fue muy atento a las “inmoralidades”, excepto cuando votaba para negarle a los negros de su estado, Arkansas, todo tipo de derechos civiles.  Además, casi todos los asesores del presidente pensaban que los resultados de una invasión apoyada por EU—aunque tuviera éxito—serían desastrosos en Hispanoamérica y en el resto del mundo, especialmente en vista de la propuesta iniciativa de la Alianza para el Progreso.  Muchos de ellos consideraban que era contradictorio tratar de mejorar la imagen y las relaciones de EU con Hispanoamérica por un lado, y “agredir” a un país del hemisferio por otro.  Todos olvidaban los tratados de seguridad mutua hemisféricos, los cuales permitían acciones para evitar la penetración comunista en América.  Todos ponían en segundo plano la seguridad nacional en aras de las buenas relaciones.  Así que no, el juicio de la historia es muy claro sobre la responsabilidad de Kennedy por el fracaso de la invasión. Primero por permitirla.  Segundo por no apoyarla.  Y tercero por garantizar su fracaso—y la destrucción de la Brigada—al ordenar la cancelación de los bombardeos y no autorizar ninguna ayuda americana, ni aérea ni marítima, siquiera para salvar la vida de los invasores.
Foto publicada por primera vez en el libro Cuba: Paraiso Perdido de Aldo Rosado-Tuero. editado en 1967.
Pero pasemos ahora, finalmente, a la clave de todo. A Félix Rodríguez le pregunté el sábado en el seminario su opinión sobre esta pregunta.  Aunque todo hubiera salido bien, es decir, si el desembarco hubiera tenido éxito y los barcos con las municiones no hubieran sido hundidos y si los aviones de la FAR (fuerza aérea revolucionaria) hubieran sido completamente destruidos, dándole a la Brigada la superioridad del aire, como podían 1300 brigadistas derrotar a mas de 300,000 soldados y milicianos castristas sin la intervención americana incluida como condición  final en el Plan Trinidad?  Félix me contestó que dado el éxito inicial de la Brigada, el creía que si hubieran podido ganar.  De hecho, ganaron mientras tuvieron municiones con qué pelear.  Pero ¿y después qué?  ¿Como derrocar a Castro sin ayuda de EU? Yo también he creído por casi  50 años que no solo conque el plan funcionara perfectamente, sino conque los bombardeos hubieran destruido las FAR, la Brigada hubiera triunfado. Pero ahora no lo creo.  ¿Por qué no?  Porque, en mi opinión, ni aunque todo hubiera salido a la perfección y la cabeza de playa hubiera sido establecida con la presencia del Consejo Revolucionario en suelo cubano, Kennedy NUNCA hubiera permitido la intervención de fuerzas militares americanas.  Bajo ninguna circunstancia, como dijo públicamente en una conferencia de prensa en Washington el 12 de abril, cinco días antes del desembarco.  Sin eso, en mi opinión, las fuerzas castristas eventualmente hubieran derrotado a la Brigada, simplemente por la abrumadora superioridad numérica, aún sin control del aire.  Además, y esto es relativamente nuevo para mí y lo he descubierto gracias a la información de varios amigos que conocen el tema y que estaban en Cuba en abril de 1961.  La oposición castrista que la Brigada derrotó fácilmente el 17 y aún el 18 de abril ya casi sin municiones, estaba primordialmente compuesta de milicias del área, sin mucha preparación militar.  Pero ya venían en camino, desde el mismo 18, fuerzas militares del ejército y la policía del régimen, comandadas y entrenadas por el Comandante Derminio Escalona en los primeros campamentos de entrenamientos de guerrillas en Pinar del Río, y también los primeros cuerpos militares entrenados en Checoslovaquia ya estaban en Cuba listos para intervenir, además de los cadetes de la Escuela de Oficiales de Matanzas.  Estamos hablando de, según cálculos del Pentágono,  mas de 32,000 soldados bien entrenados y equipados.  Contra los 1300 brigadistas.  Los números no mienten.  Es verdad que algunos de estos nuevos soldados fueron de hecho derrotados brevemente por los invasores el 18 de abril, sobre todo cuando los pocos aviones B-26 que llegaron de Nicaragua esa mañana diezmaron a los camiones de tropas castristas que venían hacia Girón, Playa Larga y San Blas a reforzar a los pocos defensores del área.  Y también es verdad que la Brigada, con el control del aire, quizás se hubiera mantenido en control de las playas y alrededores de Bahía de Cochinos sin que las tropas castristas hubieran podido ni llegar al área ya que las dos carreteras que existían hacia Girón, Playa Larga y San Blas  estaban bajo el control de la Brigada. Pero repito ¿por cuánto tiempo?  La superioridad numérica del régimen hubiera al final derrotado a la Brigada.  Recuérdese que coexistían refuerzos para la Brigada.  La operación estaba diseñada para ganar o perecer.  Y solo se ganaba manteniendo la cabeza de playa hasta que los americanos intervinieran militarmente.  Pero ¿y si no intervenían?  Ahí está el detalle.  Pregunté a Brian Latell y a Howard Jones, los dos conocedores e investigadores del tema, con libros escritos y con amplia experiencia académica y en el gobierno (la CIA, en el caso de Latell) el sábado en el seminario si creían que Kennedy hubiera autorizado la intervención americana para completar el plan original.  Los dos me contestaron categóricamente que no, de ninguna manera. 
Entonces terminemos con este resumen recordando el cincuentenario de la invasión de Bahía de Cochinos.  La única manera posible en que la invasión hubiera triunfado en abril de 1961 y que Cuba se hubiera liberado de esta larga pesadilla de medio siglo, es que Richard Nixon, ese hombre funesto que yo personalmente tanto desprecio, hubiera ganado la elección presidencial de noviembre de 1960 a John Kennedy.  Nixon, tanto como Eisenhower, definitivamente hubiera completado el Plan Trinidad como estaba diseñado y hubiera permitido el desembarco de las tropas americanas (aunque quizás con uniformes de la OEA) para asegurar la victoria de la Brigada y establecer una nueva república constitucional cubana que cumpliera todos los sueños de los cubanos desde la independencia.  De hecho, unos días antes de la elección, Nixon trató de presionar a la CIA para apurar la operación y que su éxito le garantizara la elección.  Eisenhower también lo hubiera querido.  Pero era simplemente muy pronto, todavía en aquel entonces solo habían 500 hombres en los campamentos de Guatemala.  Aunque en reprospecto quizás una incursión exitosa de solo esos 500 brigadistas  hubiera ayudado a la elección de Nixon.  Se puede imaginar entonces un mundo sin la Crisis de Octubre y sin cincuenta años de castrismo, de terrorismo internacional, de miles y miles de muertos en África y el Caribe, sin el narcotráfico propiciado por Cuba como arma para corromper a la juventud americana.  Pero tristemente, parece que no estaba para nosotros ese mundo. Nos tocó perder, pero por lo menos tenemos la satisfacción y el orgullo que nunca dejamos de luchar por la libertad de Cuba.  Y que quede bien claro y que no haya ninguna mala interpretación sobre mis conclusiones finales, las cuales han sido algo dolorosas para mí admitir después de casi 50 años pensando y escribiendo lo contrario.  Pero aún así, se que seré criticado por esto que ahora escribo.  Mi admiración por la Brigada 2506 y por el heroísmo de lo que lograron sus miembros en esos tres días aciagos en abril de 1961 en las playas de la Bahía de Cochinos sigue siendo la misma.  La brigada 2506 dejó en la historia de Cuba una huella comparable a las más grandes hazañas de Maceo y Máximo Gómez durante nuestras guerras de independencia al final del siglo 19.  Pero la búsqueda de la verdad, en la que llevo enfrascado—y seguiré—desde 1967 cuando empecé a estudiar historia, sobre todo la invasión de Bahía de Cochinos y  la Crisis de los Cohetes de Octubre 1962, me lleva a las conclusiones que aquí expreso.  La historia no se escribe para complacer a nadie, sino para contar lo que pasó y para expresar conclusiones sobre los hechos.  El historiador tiene la obligación de buscar y escribir la verdad.  La invasión de Bahía de Cochinos debía haber sido cancelada por Kennedy.  Quien no cree en una causa no puede apoyar esa causa y a la guerra no se va sino a ganar.  Los cubanos solos quizás hubiéramos podido conseguir la libertad de Cuba, con Kennedy o sin el, con Khrushchev o sin el.  En definitiva, entre la invasión de Bahía de Cochinos y la Crisis de Octubre, se produjo en Cuba una grado de oposición popular tal, que casi produce la insurrección que buscaban los que planearon la operación contra Cuba en 1959-61.  Pero después del arreglo entre Kennedy y Khrushchev que concluyó la Crisis de los Cohetes, las mismas administraciones americanas que gobernaron en EU desde entonces, se han ocupado de maniatar a los cubanos que queríamos pelear por la libertad de Cuba. Entre esos dos “líderes”, se garantizó la revolución cubana hasta ahora.  Esa es la verdadera derrota que lamentablemente conmemoramos hoy 17 de abril.