LA HISTORIA EN LA MEMORIA TONY CUESTA NARRA UNA DE SUS MÚLTIPLES HAZAÑAS-IV

lunes, 21 de marzo de 2011

LA HISTORIA EN LA MEMORIA
TONY CUESTA NARRA UNA DE SUS MÚLTIPLES HAZAÑAS-IV
(3-20-11-5:00PM)
1962, septiembre 10- Fue ametrallado por un barco pirata artillado, la embarcación cubana "San Pascual" y la nave inglesa "New-Lane", que cargaban azúcar, frente a Cayo Francés, en Sancti Spíritus. El barco cubano recibió 18 impactos y el inglés 13. El día 18/09 la organización terrorista radicada en los EE.UU., Alpha 66, se declaró autora del hecho. Participaron en esta acción los terroristas Antonio Cuesta Valle, Antonio Pérez Quesada , alias Antoñico el isleño y Ángel Pouxes, entre otros. (De la lista parcial de ataques marinos realizado por los patriotas cubanos, publicados por la Tiranía )
Antes de dejar Orange revisé nuestra reserva de combustible. El recorrido que acabábamos de hacer con el mar friccionándonos  todo el casco sino también casi todas las bandas, nos había consumido poco más de cien galones. Si no éramos capaces de mejorar el rendimiento de cada galón, ni siquiera podríamos llegar a nuestro objetivo. Me tragué aquella desalentadora realidad, y antes de comunicársela a mis compañeros, decidí intertar la misma maniobra que nos había fallado tan pronto como abandonamos las costas de la Florida. El rugido de los Mercurys me dijo que esta vez sí lo íbamos a conseguir. Sin disminuir la aceleración, fui moviendo la tripulación  hacia adelante. Como una mosca que se acaba de despegar del papel engomado, el bote dió un respingo y salió a planear.
Al unísono, todos gritamos de alegría, cuatelosamente fui recortando máquina y pude sostener el planeo a 4,500RPM; el peso que habíamos perdido por el combustible consumido, era el responsable de aquel favorable cambio. Ahora íbamos cruzando cerca de los 30 nudos y la proa apuntaba hacia Dog Rock al norte del banco de Cayo Sal.(En la foto: Vista áera del Banco de Cayo Sal y Cayo Anguila)
Tan pronto rebasamos Dog Rock, pusimos  rumbo hacia la útima escala: Cayo Anguila. Este cayo de unas trece millas de longitud, se extiende de Norte a Sur y su parte más ancha no excede de un centenar de metros. Esto hace que sus contornos se asemejen a una gigantesca anguila nadando en el océano. Su rala vegetación sería incapaz de ocultar a un hombre y mucho menos a su embarcación.
Antoñico, que se conocía palma a palmo el cayo, no solo localizó el único y diminuto manantial existente, sino que también encontró un refugio ideal para nuestro bote en una rajadura de las rocas; la misma tendría unos 15 pies de largo por unos 30 de ancho. Esta circunstancia nos permitió amarrar todo los cabos a tierra. El bote quedó tan firmemente atado como si estuviera en una marina de Miami.
Alrededor de las tres de la tarde, comenzamos a preparar las armas y equipos. La alegría del próximo combate era experimentada por todops menos por Antoñico. Con su callosa mano como viscera, llevaba largo rato comtemplando un horizonte que para todos prometía el mejor de los tiempos; sin embargo, nuestro práctico veía algo bien distinto en aquella límpida atmósfera.
--Tony, creo que vamos a tener que esperar un ratico antes de que podamos cruzar el canal, el tiempo se va a joder muy pronto.-- Y no se equivocaba; esa noche un viento de más de 20 millas nos obligó a posponer la partida. Pero ¿Hasta cuándo?(Continuará)-  De su relato "Guerrillas Marinas".