En el nombre de Dios Omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo don Francisco Fernández Valentín, canónigo doctoral de la Santa Iglesia Catedral de Durango y comisionado por mi prelado el Ilustrísimo señor doctor don Francisco Gabriel de Olivares, del Consejo de Su Majestad Católica habiendo conocido juntamente con el señor comandante general de las provincias internas de Nueva España, brigadier de los reales ejércitos, don Nemecio Salcedo, la causa criminal formada de oficio al Br. don Miguel Hidalgo y Costilla, cura de la congregación de Dolores, en el obispado de Michoacán, cabeza principal de la insurrección que comenzó en el sobredicho pueblo el día 16 de Septiembre del año próximo pasado, causando un trastorno general en todo este reino, á que se siguieron innumerables muertes, robos, rapiñas, sacrilegios, persecuciones, la cesación y entorpecimiento de la agricultura, comercio, minería, industria y todas las artes y oficios con infinitos males contra Dios, contra el Rey, contra la Patria, y contra los particulares y hallando al mencionado don Miguel Hidalgo evidentemente convicto y confeso de haber sido el autor de tal insurrección y consiguientemente causa de todos los daños y perjuicios sin número que ha traido consigo [.....] resultando además reo convicto y confeso de varios delitos como son entre otros, las muertes alevosas que en hombres inocentes, mandó ejecutar en las ciudades de Valladolid y Guadalajara, cuyo número pasa de cuatrocientos, inclusos en ellas las de varios eclesiásticos estando á su confesión y á muchísimos más según declaran otros testigos: dando orden á uno de sus comisionados para la rebelión de dar muerte en los propios términos á todos los europeos que de cualquier modo se opusieran á sus ideas revolucionarias, como acredita el documento original que el reo tiene reconocido y confesado: haber usurpado regalías, derechos y tesoros de Su Majestad divina, y despreciando las excomunicaciones de su obispo y del Santo Tribunal de la Inquisición, por medio de papeles impresos injuriosos, cuyos crímenes son de grandes, dañables, perjudiciales y enormes y en alto grado atroces, que en ellos resulta no solamente ofendida gravísmamente la Majestad divina, sino trastornado todo el orden social, conmovidas muchas ciudades y pueblos con escándolo y detrimento universal de la Iglesia y de la nación, haciéndose por lo mismo indigno de todo beneficio y oficio eclesiático. sdct
Por tanto, y teniendo presente que orden expresa haber visto S.S.I. esta causa, y en atención á lo que se me ordena con autoridad de Dios Omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y en virtud de la facultad que por absoluta imposibilidad de ejecutar esta degradación por si mismo me ha conferido el Ilmo. Sr. Diocesano, privo para siempre, por esta sentencia definitiva al mencionado Miguel Hidalgo, de todos los beneficios y oficios eclesiásticos que obtiene deponiéndolo, como lo depongo, por la presente de todos ellos y declaro asi mismo, que en virtud de esta sentencia debe procederse á la degradación actual y real, con entero arreglo á lo que disponen los sagrados cánones, y conforme á la prática y solemnidades que para iguales casos prescribe el Pontifical Romano, Asi lo pronunció, mandó y firmó el juez comisionado en unión de sus asociados por ante me, de que doy fé. Francisco Fernández Valentín, Jose Mateo Sánchez Álvarez, Fr. José Tarraga, Guardián. Juan Franciso García. Ante mi fray José María Rojas.
Fuente: Hernández y Dávalos, J.E. Colección de Documentos para la Historia de La Guerra de Independencia de Mexico, de 1808-1821, Tomo I. Pagina 56
0 comments
Publicar un comentario