LA HISTORIA EN LA MEMORIA CEMENTERIO DE CANTIMPLORA
viernes, 14 de enero de 2011
LA HISTORIA EN LA MEMORIA
(1-13-11- 10:25AM)
CEMENTERIO DE CANTIMPLORA
Por Luis Conte Agüero
Cuba pelea. Con pasión, con denuedo, con inapagable luz de dignidad. Luz encendida en la sangre de sus hijos más desinteresados. Ellos son quienes mantienen nuestra esperanza y nuestro orgullo de ser cubanos, a pesar de la avalancha de rufianes empeñados en denigrar la nacionalidad.
Allá en la patria hay vándalos solazados en el goce y el usufructo del crimen, y hay también--magnífico y salvador equlibrio--cristianos consagrados al combate redimidor.
En este núcleo se encuentran los patriotas que a mediados de 1961 comenzaron a operar en zonas de Gibara y Holguín. Eran tres o cuatro. Después aumentaron a diez o doce. En la medida que crecían los participantes, crecía la conciencia de tropa. En una oportunidad asaltaron el cuartel de Fray Benito, situado entre Santa Lucía y Gibara. No mataron a nadie. No iban a eso. Vivaron a la democracia y dieron mueras al comunismo. Mueras al comunismo, no a los ocupantes del cuartel. Se llevaron las armas. La tropa aumentó a veinticinco.
Le infiltraron un G-2, un joven llamado Marcano López, "el americanito". Era un teniente comunista. Participó en las actividades de los patriotas, esperando la oportunidad propicia a su felonía. Asalto a una tienda del pueblo, búsqueda de provisiones...así operaba aquel grupo de audaces.
Por fin llegó la ocasión favorable a la canallada. El canalla citó a los patriotas para que en la madrugada del 21 de julio de 1962 fueran a recoger un camión lleno de armas. La cita fue junto a un árbol de la finca Candelaria, propiedad de Pepín Pérez Beola, condenado a 20 años de prisión por actividades conspirativas. Candelaria pertenece al Municipio de Gibara y está a varios kilómeros de la ciudad.
Los primeros en llegar y tomar posesión y posición fueron las tropas comunistas. Prepararon un bolsón, dejando libre la entrada a los demócratas.
El canalla recogió en Candelaria al comerciante Genaro León y a su hijo. Los montó en su jeep para conducirlos al lugar convenido.
Los bravos alzados estaban allí a las tres de la madrugada. Comprendieron la trampa. Pelearon; pelearon con singular coraje. Solo tenían cuatro Garands, escopetas viejas y armas cortas. Los comunistas eran alrededor de seiscientos, con armas pesadas, artillería gruesa y diez tanques. Hora y media duró el fuego. Varios alzados resultaron muertos: entre ellos Pedro Antonio Toledo Betancourt "Cholo", su padre y un hermano. Los señores Arila, Guerra, Calderón y otros cuyos nombre no sé, pero los sabrá la historia. Tres alzados fueron heridos gravemente, entre ellos un tal Gandol, vecino de Holguín, chofer del omnibus del Colegio Lestonat. El 21 por la mañana lo operaron del pulmón y de heridas en ambas piernas. En la mañana del sábado lo operaron otra vez, para amputarle ambas extremidades. Los otros dos heridos trasladados del Hospital civil de Holguín, al de Santiago de Cuba.
Hubo más bajas. Genaro León insultó a los viles que lo habían engañado, entre ellos el Capitán Raúl Castro, que cuando la lucha contra Batista operó en Chaparra, y como conocedor de la zona acompañó al Comandante Eddy Suñol, jefe la la costa Norte del Ejército Rebelde. No podía quedar impune el insulto a los monstruos. Los monstruos mataron. Padre e hijo. Ambos. Los llevaron a su casa en La Candelaria, y los ejecutaron allí.
Andaba la muerte de ronda en busca de presas. Cuando los hombres chacales destapan la caja de Pandora que llevan dentro, una legión de colmillos sale a masticar carne humana.
Ahí va, devorando. Piedad, misericordia, conmiseración¿para qué?
Juan León Rodríguez está en su casa.¡Que muera!
Juan Mayo Salinas está en su casa. ¡Que muera!
Radamés Mayo Salinas está en su casa. ¡Que muera!
Reynaldo Mayo Salinas está en su casa. ¡Que muera!
Lile Mayo Salinas está en su casa. ¡Que muera!
Andrés Argüelles está de visita en esta casa. ¡ Que muera!
¿Y al viejo Mayo? ¡Bah! Es un pobre viejo. Vamos a ser generosos. Que siga preso.
Los patriotas muertos fueron enterrados en el cementerio de Cantimplora. La tiranía expuso sus cadáveres al público. Quería conocer la identidad de todos los mártires.
Los tanques, los cañones, los camiones avituallados prosiguieron la persecución de los pocos que lograron escapar. Marcharon los militantes de la barbarie por la Sierra de Gibara, Candelaria, Cañadón, Frey Benito. Haciendo tareas de limpieza los que tiene el alma tan sucia.
También sirvieron los camiones para transportar a los campesinos presos, acusados de colaboración con los patriotas. Campesinos, choferes de alquiler, empleados de los Omnibus Crespí: a la cárcel. Por dignos, por cubanos, por buenos, por amar a su bandera. Es natural que ellos estén presos, si presos están los derechos que ellos defienden. Hasta que ande derecha la justicia y un ventarrón de heroísmo arrase a la canalla. ( Del libro del autor "Paredón" Editorial Tacuba-Miami Fla. 1962)
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