Click y clack-clack, un arma democrática que nadie puede criticar, ni refutar

lunes, 10 de enero de 2011

DE LOS ARCHIVOS DE NUEVO ACCIÓN
(1-9-11-5:10PM)
Click y clack-clack, un arma democrática que nadie puede criticar, ni refutar
Por Aldo Rosado-Tuero
Los voceros del castrismo y los quintacolumnistas, en su afán por desprestigiar al exilio y pintarlo como lo peor, no se cansan de inventar calumnias y usar sofismas.
Se dice, por ejemplo, en la actual polémica por la campaña de traer a artistas reconocidos sin lugar a dudas como cómplices de la tiranía y de su nomenclatura, que se quiere que se les niegue el derecho que les otorgan las leyes democráticas de este país para que actúen aquí, y que los más viejos del exilio odiamos a los jóvenes artistas llegados últimamente de la Isla. La mejor desmentida a eso, son por ejemplo, la magnífica aceptación obtenida por "Los Tres de La Habana", y otros muchos, que triunfan aquí, sin tener que cantarles loas al tirano.  Lo que molesta al exilio de verdad (hay un llamdo "exilio" que solo es inmigración fulera) no es la fecha de llegada, sino la aptitud que se asuma frente a los tiranos, además de la calidad artística. Inclusive aquí han actuado, y lo continuarán haciendo artistas que viven en la isla, pero que allá no se distinguen por su adulación y defensa a ultranza de la tiranía y sus personeros. Por esos nada protesta,  ni protestará, porque estamos consientes de que somos un solo pueblo, separado por un tirano.
Nada más lejos de la verdad. Lo que se busca—al menos, eso es por lo que Nuevo Acción da la batalla—no es que se  les prohíba que actúen aquí, sino que no se les permita usar facilidades públicas que son mantenidas con el dinero de los contribuyentes, de los que los cubanos anti castristas representamos un gran y considerable segmento.
Si los quieren traer, que lo hagan utilizando teatros, cabarets, y lugares privados, por los que los promotores tengan que pagar y que ni un solo centavo de nuestros impuestos, se use para cubrir ningún gasto derivado de tales representaciones.
Así de simple. Que los inmigrantes que quieran ir a mover el esqueleto y a “vacilar”, sin importarles un bledo el dolor de un exilio que se rompió el alma para conseguir los privilegios de que ahora gozan ellos, ni que estos “artistas” sean meros perritos falderos de los verdugos de Cuba, que lo hagan. Allá ellos con sus conciencias.
Los otros, los cubanos dignos, los que no se rinden ante los sátrapas, que demuestren su cubanía, no sólo no asistiendo a esos conciertos, sino castigando de forma legal y de manera irrefutable a los que desde aquí se prestan para hacerles el juego,  a los amigos y a los que les cantan loas a nuestros carceleros.
Para eso hay un arma no secreta pero mortal, que sirve para castigar las conductas de los granujas que se ríen de nuestro dolor. Es un arma fácil de usar y totalmente legal, que produce un sonido letal. Se llama control (remoto) o directo del televisor. Cuando usted vea que en un show de TV, traen por ejemplo a Manolín, simplemente tiene dos opciones: o dispara dos clack, clack y cambia de canal o un mortal y enfogonante click, y apaga el televisor. Sencillo. Y les quitamos los argumentos a los enemigos.
Igual hay que hacer con los lugares en que se presenten estos que a nuestro entender merecen ser castigados, legalmente y donde les duela: en sus bolsillos y en sus egos. No asistir. Esa es la conducta a seguir por un pueblo digno. No hay que atentar contra nadie, no hay que amenazar a nadie.
La labor de los que pretendemos informar es desenmascarar las jugadas malévolas del enemigo, taimado e inteligente, pero inescrupuloso, y ponerlos en la picota pública. La de los dirigentes cívicos, patrióticos y políticos, es crear en el pueblo la moral suficiente para rechazar con civismo, al quinta columnista, al agente que se presta para llevar a cabo la campaña ordenada desde Cuba, y a los que, por amistad mal entendida o por dinero, les sirvan de cómplices.
Si no logramos insuflar en la mayoría silenciosa de los exiliados cubanos, el espíritu de resistencia necesario para ponerles un hasta aquí legal a los invasores, tendremos que llegar a la conclusión, de que, tal como ocurre dentro del Archipiélago, los cubanos nos merecemos lo que nos está pasando. Es hora ya de parar de echarle la culpa al adversario. La culpa es nuestra y solo nuestra, que no hemos sabido o podido derrotarlos en nuestro propio patio.
Hay que tener mucho cuidado en la forma en que se les enfrenta. El ¡No pasarán! necesita de apoyo popular, de actuar con inteligencia y en no hacer lo que el enemigo quiere que hagamos. No nos dejemos provocar. Las manifestaciones: legales, cívicas, respetuosas; y sobre todo, para que sean efectivas y contundentes MASIVAS Y MAYORITARIAS. Tenemos que llevar más personas, que las que los van a ver.
Vamos a usar la inteligencia. El exilio está lleno de excelentes artistas, a los que nuestro pueblo quiere e idolatra. Pues comencemos a movernos desde ya, y consigamos suficientes artistas de los nuestros para organizar otro espectáculo, con los nuestros, el mismo día y a la misma hora, cada vez que nos invadan los agentones fidelistas. Eso sería una contra medida impecable, que los dejaría fríos y no les daría la oportunidad de gritar que somos igual que los prohibidores de Cuba.
Manos a la obra. Aquí en Nuevo Acción, estamos a la entera disposición de los que tomen la bandera, como unos simples soldados de fila. Repetimos lo que dijimos hace días, cuando se comenzó la movilización para frustrar el intento del Parque Amelia Earhart de Hialeah: "A sus órdenes, como fieles soldados de fila. Manden".
Y a nuestros lectores: recuerde: un simple clic o dos clack, clack son armas mortales. Nosotros por lo menos, las estamos utilizando ya. Donde se presenten estos atrevidos ofensores indolentes e insolentes amigos de los “castro- cantantes” ahí  mismo:CLACK, CLACK. CAMBIO DE CANAL.(Publicado en la edición del 7 de enero del 2009)