
DESDE CUBA:UNA VERDAD QUE QUEMA COMO UN SOL PARCELACIÓN FUNESTA
martes, 28 de septiembre de 2010
DESDE CUBA:UNA VERDAD QUE QUEMA COMO UN SOL
PARCELACIÓN FUNESTA
(9-27-10-5:30PM)

Por José Alberto Álvarez Bravo
Medio siglo es poco en la vida de un pueblo, y casi nada en la de la especie humana, pero mucho tiempo para una persona. Es toda una vida.
Medio siglo llevamos los cubanos soportando un régimen demencial y malvado, empeñado en obliterar a sangre y fuego las ansias de libertad de nuestra nación. Múltiples factores le han permitido a la dictadura castrista consolidar y mantener su demoniaco régimen. Uno de estos factores es la parcelación de la resistencia anticastrista.
Tanto en la isla como en el exilio, existen infinidad de grupos y tendencias que dedican más tiempo y energías a enfrentarse los unos a los otros que en resistir al enemigo común. Cada grupo, y a veces cada persona, está convencido, -y quiere convencer a los demás- de que su argumento es el súmmum de la sabiduría, y que su programa es el único que, indefectiblemente, dará al traste con el oprobioso régimen.
Prácticamente no existe una figura opositora que no pregone, a viva voz, la urgente necesidad de unirnos, pero ¡no faltaba más! alrededor de su proyecto, y siempre que cada uno ¡por supuesto! sea tenido como Máximo Líder. Yo, el centro del universo y todo el mundo girando en torno a mí.
Esta es una característica que nos urge superar, a partir del ingrediente que más parece escasear en las huestes disidentes: la humildad.
Lamentablemente, se ha enraizado la parcelación de la sociedad civil, letal para la causa de nuestra libertad. Hay parcelas grupales, e incluso muchas individuales. Parcelas bien deslindadas, amuralladas, donde ninguno de los parceleros está dispuesto a colaborar con sus vecinos. Ingentes recursos se gastan en promocionar, cual vulgar mercancía, a este o aquel partidito, a esta o aquella asociacioncita, tratando de pujar su escuálida nombradía sobre los demás. De continuar con esta conducta, tendremos dictadura por lo menos para los próximos mil años.
Todos hablamos de unidad, pero actuamos en dirección contraria. El obsesivo cabildeo a favor de grupitos y partiditos es la cimiente de la desunión, de la dispersión de las fuerzas prodemocracia, contribuyendo con tan estúpido actuar a la perpetuidad de la dinastía Castro, situación contra la cual, supuestamente, luchamos todos.
Es hora ya de dejar de comer de lo que pica el pollo, y comenzar a sentir, pensar y hablar solo como un opositor cubano, viva en la isla o la diáspora, y actuar con valor, pero con modestia, en actividades que reten el poder de los tiranos, y no en accioncitas mediáticas bajo techo para justificar los corruptores envíos de “recursos” financieros y tecnológicos. Una declaracioncita, una fotico, y a gritar como Pánfilo: ¡jama!
Basta de farsas.
Disposición a darlo todo, incluso la vida, es todo cuanto necesitamos para derrotar las fuerzas del mal. No es preciso tener madera de héroe, ni de mártir, pero sí la convicción de que no existe causa más noble, ni más digna del supremo sacrificio, que la causa de la definitiva libertad de Cuba. La sangre de Orlando merece el más profundo respeto, respeto que debe traducirse en apoyar las iniciativas serias y bien pensadas, con independencia del brillo u oscuridad de sus promotores.
Nuestra causa no necesita para nada a los ídolos de barro, a los superdotados de pacotilla, a quienes se sienten el eje de la resistencia a la dictadura, pero sí necesita la labor callada y sincera de quienes no lucran con el dolor de su pueblo.
Horizontalidad, tolerancia, respeto y amor al hermano, esas son las armas que hacen indoblegables a las causas nobles.
Dejemos de hablar en vano de unidad, y pasemos de inmediato a pensar y actuar en unidad, aun conservando nuestras respectivas pertenencias.
Cambiemos nosotros, para tener derecho a luchar por un cambio para Cuba.
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