LIMITACIONES DE LAS DAMAS DE BLANCO

martes, 20 de julio de 2010

LIMITACIONES DE LAS DAMAS DE BLANCO
PorJosé Alberto Álvarez Bravo
Las Damas de Blanco pudieran ser el germen de un movimiento civilista que de al traste con la cincuentenaria dictadura de los hermanos Fidel y Raúl Castro, pero sus limitaciones han diferido, hasta el momento, este loable desenlace.
Su principal limitación, -con relación a la posibilidad de quebrar el yugo que oprime a la nación cubana-  es el propósito mismo de esta agrupación, nacida bajo el impulso de un grupo de valerosas mujeres para luchar contra la injusta encarcelación de sus seres queridos, víctimas de la sevicia de la dinastía Castro durante los sucesos de la Primavera Negra en marzo de 2003.
Si las Damas de Blanco hubiesen ampliado su diapasón, y en lugar de exigirle al régimen solo la liberación de los presos políticos, hubieran incluido la de todos los cubanos injustamente encarcelados, su base social se habría ampliado hasta limites insospechados, y hoy el movimiento contaría con centenares –sino miles- de miembros, constituyéndose en una fuerza capaz de aplastar a los opresores y sus hordas manipuladas.
De esta manera, el enorme potencial de luchadoras pacificas carentes de cauces, -compuesto por familiares de miles de reos condenados por motivos que solo en Cuba son punibles- ocuparía su lugar en esta primera y más avanzada trinchera frente al totalitarismo castrista.
Otra de sus limitaciones fue el combatir el efecto, dejando intacta la causa. Su exigencia siempre debió ser la despenalización de la discrepancia política, de donde la liberación de los presos sería la consecuencia insoslayable. 
La nación cubana necesita con urgencia el surgimiento de un movimiento inspirado en las Damas de Blanco y el Sindicato Solidaridad, capaz de enarbolar las reivindicaciones más acuciantes de los desposeídos, de los que no alcanzamos nada de la piñata verdeolivo, y solo hemos tenido el rigor y la opresión como almohada y acicate.
La idea no es que las Damas se quedaron cortas, al contrario. Opino que sus logros van mas allá de lo esperable; quebraron la rodilla de la fiera castrista. Pero insisto en que pudieron haber estrangulado definitivamente al grupo de bandidos encaramados sobre los hombros del noble pueblo cubano, de haber implementado un programa más abarcador.
Si los disidentes cubanos –hombres y mujeres, juntos- lográramos estructurar un movimiento imbuido del valor, la determinación y la entereza de estas dignas cubanas, de estas Marianas de hoy, los días del poder omnímodo, inconsulto y arbitrario de la tiranía de los Castro estarían contados.          
De momento, toda mi admiración, mi respeto y mi cariño para las Damas de Blanco.