O SE PONEN LAS PILAS O SE LOS LLEVA EL TREN
lunes, 21 de junio de 2010
O SE PONEN LAS PILAS O SE LOS LLEVA EL TREN
(6-20-10-5:15PM)
Por Aldo Rosado-Tuero
Continúa la actitud impertérrita de los opositores que creen que con esperar dentro de sus casas en pequeños concilíabulos de sus más allegados amigos y correligionarios, sin salir a la calle a comenzar a retar, pacífica pero activamente, a la tiranía, van a conseguir que ésta se derrumbe por obra y gracia del espirítu santo o de sus llamadas al exterior. Asumir lideraturas exige correr un cierto riesgo. Sólo se logran seguidores, cuando se predica con el ejemplo y se convoca a la resistencia, y se va uno a la calle a respaldar a los que lo hacen.
Los que escogieron la táctica de los apóstoles de la no violencia, debieron estudiar cuales fueron los pasos dados por esos apóstoles. Gandhi y Martin Luther King (en la foto enfrentando a la policía en N.Y. en 1963), salieron a la calle, y convocaron a sus partidarios a coger palos. Y solamente obtuvieron el apoyo masivo, después de demostrar que ellos marchaban juntos a otros líderes y se arriesgaban a recibir los palos.
Y que no se me diga que es muy fácil mandar a recibir palos, cómodamente desde una posición en que nunca se los ha afrontado, o se los ha recibido. Dejando a un lado falsas modestias, tengo la moral para hacerlo, pues practicando esa misma filosofía de la resistencia pacífica he recibido palos a tutti plen en manifestaciones, en las que he participado para poner el nombre de la causa de Cuba libre en todos los medios de comunicación y las noticias del mundo. Y que no me hagan cuento. Que igualmente duelen los palos propinados por un policía comunista, que los que propina un policía capitalista. Por sólo citar cuatro ocasiones:
En una manifestación, para interrumpir el Orange Bowl King Jamboree Parade, en Biscayne Boulevard, para intentar que nuestra verdad se viera en televisión nacional, ya que el evento se se televisaba nacionalmente, de Costa a Costa. Allí, sin defenderme, (un 31 de diciembre por la noche) aferrado a la bandera cubana, para que los policías no la ultrajaran, recibí una lluvia inmisericorde de palos. Esa noche esperé el Año Nuevo lleno de moretones y con el cuerpo todo adolorido (ver arriba a la izquierda, la foto publicada a toda plana en la primera página del Miami News al otro día. Yo soy el tercero desde la izquierda). O en otra ocasión cuando pretendimos salir con una pancarta de protesta recordando la causa cubana, en una transmisión del concurso de Miss Universo, en el Teatro Jackie Gleason de Miami Beach. Allí no nos dejaron ni acercarnos a las cámaras. Otra vez en el ahora demolido Stadium Orange Bowl, cuando nos lanzamos al terreno a quemar una efigie del tirano de Cuba. Y para no hacer tan larga la lista, en la famosa bronca con la Policía Montada de Washington D.C. cuando la manifestación frente a la OEA. Todas esas escaramuzas ocurrieron en los años sesenta. Y allí estuve cogiendo palos, no sólo con los camaradas del Movimiento que dirigía, sino al lado de otros, que aunque pensaran diferente, luchaban por la libertad de Cuba.
No traigo esto a colación para resaltar mi humilde aporte a esa táctica, ni por vanidad, sino para demostrar que no pido que se haga lo que yo no sería capaz de hacer o he hecho ya.
He escuchado últimamente las quejas de muchos disidentes que desde Cuba hablan como plañideras de lo menguado de los fondos que se les dedican, comparándolos con los facilitados a la resistencia polaca y al Sindicato Solidaridad. Pero ¿es que no se han dado cuenta, que Solidaridad estaba en la calle cogiendo palos, organizando huelgas y apoyando cuanto acto de calle, grande o chico, se llevaba a cabo en Polonia, para protestar y molestar al régimen comunista? Lech Walessa no se encerró en una de torre de marfil, ni antagonizó a los líderes de otros grupos anti comunistas. Aprendan la lección. Esa es la gran diferencia. Estoy seguro que cuando estén en la calle, hombro con hombro, juntos unos con otros, practicando la verdadera táctica gandhiana de la resistencia pacífica, le lloverán los fondos, no solo de gobiernos e instituciones, sino de los cubanos de a pie que en el exterior quieren aportar su granito de arena a esta lucha que es de todos, Porque gústele o no a algunos "líderes", todos somos cubanos. Los de aquí y los de allá. SOLAMENTE LA ACCIÓN DECIDIDA, URGENTE Y CONJUNTA SACUDIRÁ LA APATÍA A AMBAS ORILLAS DEL ESTRECHO DE LA FLORIDA. ¡ARRIBA CORAZONES!
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