LA HISTORIA EN LA MEMORIA EL ALDABONAZO DE EDUARDO CHIBÁS, SU TESTAMENTO VIGENTE
lunes, 7 de junio de 2010
LA HISTORIA EN LA MEMORIA
EL ALDABONAZO DE EDUARDO CHIBÁS, SU TESTAMENTO VIGENTE
(6-6-10-11:00AM)
Por Luis Conte Agüero- Especial para Nuevo Acción
Domingo 5 de agosto de 1951. La Habana. Piso 14 del Edificio López Serrano. Esquina de Línea y 12, El Vedado. Como cada vez que me encuentro en La Habana, visito a Eduardo René Chibás en la torre donde vive, para leer, cosa de su agrado, el discurso de media hora que pronuncia a las 8 de la noche en la radioemisora CMQ, la de mayor audiencia en Cuba. Su programa es el más escuchado en toda la historia de la radio nacional por el vigor de sus denuncias contra las corrupciones de gobierno y por la estatura moral de quien las hace.
Ya se ha ido su primo Arturín Ribas, mecanógrafo eficiente y veloz. Me sorprende el epílogo del discurso porque copia y parodia al Himno Nacional de Cuba:
“Al combate corred, Ortodoxos,
que la patria os contempla orgullosa,
no temáis una muerte gloriosa,
que morir por la patria es vivir”
-Eddy, este final me parece excesivamente dramático. Sabes que en el propio Bayamo lo usé en un discurso, pero solamente los dos primeros versos.
-¿No te gusta?
-La gente se va a asustar. Hay que mandarla a vivir; no a morir.
-Tienes razón; voy a tacharlo. Táchalo tú en esas copias.
-Ahora queda incompleto.
-No importa; improviso el final.
Llegan Rufino González, Ignacio Mendoza y Felipe Martínez. Se pasea más velozmente que de costumbre de un lugar a otro. Le intercepto el paso. Me ha mandado a buscar desde Santiago de Cuba sin decirme para qué.
-¿Qué te ocurre? Te advierto preocupado.
-No me sucede nada.
-Se puede haber perdido alguna opinión, pero votación no se ha perdido ninguna.
A mí me interesa más la opinión que la votación.
-Te has acobardado.
- ¿Acobardado yo? Parece mentira que tú precisamente me digas eso. Ya verás todo lo que doy.
En sus ojos azules asoma la ira. Por primera en nueve años de hermandad me contempla con disgusto. Sigue dando pasos. No tarda en interrumpirlos para decirme con dulzura y dos palmaditas en el rostro.
- ¿Estás bravo? ¡Sabes como te quiero!
Han pasado las horas. Son las 6 de la tarde. Entra en el cuarto. Apoya los codos sobre una mesa junto a la ventana. Contempla el crepúsculo. Asociado al mar, el cielo tranquilo deleita la sed de belleza y paz. Mi presencia trunca su emoción estética. Luce absolutamente sereno. Vencido el conflicto psicológico, toma una resolución que ignoro completamente.
Toma en su mano derecha la pistola que está sobre la mesa. Su expresión es de indiferencia glacial.
- ¿Te gusta?
-Sí. Colt 38. Son muy eficientes. Déjame verla. Es Colt Especial.
-Es la de siempre. Oye ¿cuál es el seguro?
- ¿Me vas a decir que no lo sabes?
Coloca el seguro y me aclara: -Me refiero al seguro del gatillo.
-Ese mismo es. Sólo dispara levantando el gatillo hacia atrás. Pero ¿insistes en tomarme el pelo?
- ¿Crees que un tiro llegue al mar?
-No; no llega.
-Sí, y al caer el plomo puede herir a cualquier transeúnte.
En ese momento palanquea el arma y cae al suelo la bala del directo. La recojo y se la devuelvo.
-Métela otra vez en el peine.
-No. Con las que tengo me sobra. Déjela afuera.
Tal vez en su interior todas las tormentas se han desencadenado, más su exterior nada revela. Vacilo unos instantes con la bala en la mano y al fin la coloco sobre el mueble en posición vertical. Yo nada sospecho. Nada imagino. No espero el terrible final, aunque admito que por primera vez en su historia Eduardo René Chibás Ribas, candidato presidencial, Presidente del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) y el más popular de los cubanos, no ha probada la veracidad de una denuncia.
(Posteriormente se supo que la falsa información le había sido plantada con técnica de agencia publicitaria, para “cogerlo fuera de base” o “sorprenderlo en el salto”.
Salimos del López Serrano a las 7 y 45 PM. Ya Mendoza se ha retirado.
En el automóvil del Dr. Pelayo Cuervo Navarro quien lo ha ido a buscar, vamos éste, su chofer, Eddy y yo.
En la CMQ se muestra eufórico. Más amplia que siempre su sonrisa, estruja el impecable dril cien en los abrazos.
En el estudio número 3 ya se halla “Millo” Ochoa que atendiendo a su llamada, acaba de llegar de Holguín, municipio de la provincia de Oriente.
Cuando Felipe Martínez le pide la pistola para cuidársela hasta que la transmisión termine, Chibás se niega.
Rompiendo la costumbre de ocupar el primer turno, presenta a José Pardo Llada y ríe los aspectos humorísticos del discurso que éste lee. Tres veces se vuelve a quienes se hallan de pie a sus espaldas: -Apártense compañeros. Van a tomar fotos.
Cuando termina su antecesor, faltan diez minutos de tiempo radial. Chibás lee con el vigor de costumbre lo que será su testamento político.
(Párrafos):
“Cuba necesita despertar. Pero mi aldabonazo no fue, quizás, lo suficiente fuerte. Seguiremos llamando a la conciencia del pueblo cubano.
Por su posición geográfica, la riqueza de su suelo y la inteligencia natural de sus habitantes, Cuba tiene reservado en la historia un glorioso destino, pero debe realizarlo. Otros pueblos, asentados en islas que no gozan de situación privilegiada como nuestra patria, han desempeñado en la historia un papel de preeminencia singular. En cambio, Cuba ha visto frustrado su destino histórico, hasta ahora, por la corrupción y ceguera de sus gobernantes, cuyo pensamiento-salvo excepciones- ha volado siempre a ras de tierra. ……..
El único equipo gobernante capaz de salvar a Cuba es el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), con su línea antipactista de la independencia política, que no admite transacciones ni componendas.
EN ESTOS INSTANTES, VENCIDO EL TIEMPO REGLAMENTARIO, ES CORTADA LA TRANSMISION RADIAL. SIN ADVERTIRLO, CHIBAS SIGUE HABLANDO Y HACE DE ESTE PATÉTICO RUEGO FINAL UN TOQUE DE CLARÍN.
Compañeros de la Ortodoxia ¡adelante! ¡Por la independencia económica, la libertad política y la justicia social! ¡A barrer a los ladrones del gobierno! ¡Pueblo de Cuba, levántate y anda! Pueblo de Cuba, despierta! Este es mi último aldabonazo!
Simultáneamente con la frase “mi último aldabonazo”, su puño izquierdo golpea rudamente la mesa –para desviar la atención- y el índice de la mano derecha tira del gatillo. Cae sonriendo, en tanto brazos amigos le impiden llegar al suelo.
La confusión se apodera del ambiente. Muchos no saben lo que ha sucedido.
En fracciones de segundo desfilan en tropel recuerdos de los pequeños detalles de esta tarde. A plena luz comprendo lo acaecido.
A codazos y empellones salimos del local llevando en brazos su cuerpo Orlando Castro –no Fidel Castro como dice una mentira más- Rufino González, Felipe Martínez y yo.
Lo introducimos en un automóvil. Delante va manejando un joven (Raúl Añorga, hoy dentista en Miami) que constantemente vuelve atrás la cabeza inquiriendo acerca del estado del herido, cosa que le reprocha Pelayo Cuervo que le pide manejar directamente hacia el Centro Médico Quirúrgico.
En el asiento trasero va tendido Chibás boca arriba. Junto a él, Orlando Castro, Rufino González y yo. Con el cuerpo fuera, alguien se agarra fuertemente a la puerta del vehículo para no caer. Sin saber quien es, Orlando Castro lo golpea. Es Roberto Agramonte. Fortuitamente no ha caído al pavimento de la calle 23. Hace maromas y al fin penetra en el auto y ocupa el asiento delantero. Nadie más.
González llora y exclama:
- ¿Por qué has hecho esto? ¿Por qué?
Orlando le sacude violentamente la cara y le dice: - ¡Serenidad! ¡Serenidad!
No articulo palabra. Me limito a contemplar la mancha roja que se advierte en la camisa. El automóvil vuela por las calles del Vedado, y el Adalid susurra dos veces:
- ¡Muero por la revolución! ¡Muero por Cuba!
Al fin llegamos al Centro Médico Quirúrgico.
Allí lo operó el Dr. Antonio Rodríguez Díaz.
Allí parecía salvarse. Pero lo ultima una trombosis mesentérica.
Allí murió el jueves 16 de agosto a las 2 y 12 de la madrugada de 1951, el líder moral de los cubanos.
Su entierro constituyó la más grande demostración de duelo popular en la historia de Cuba.
OCURRIÓ ASÍ. El CUERPO HERIDO DE CHIBÁS NO FUE LLEVADO POR CASTRO EN SU AUTOMOVIL. Fidel Castro llegó inmediatamente después al Centro Médico Quirúrgico. Y EN EL AUTOMOVIL DE RAUL AÑORGA ESTABAN SOLO LOS QUE APARECEN EN ESTE RELATO PUBLICADO ENTONCES, NO FABRICADO MUCHOS AÑOS DESPUÉS.
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