#eeuu INMIGRACIÓN Y ENERGÍA: TRES DÉCADAS DE POLÍTICAS DEMENTES Y DESTRUCTIVAS-(I)
viernes, 11 de junio de 2010
INMIGRACIÓN Y ENERGÍA: TRES DÉCADAS DE POLÍTICAS DEMENTES Y DESTRUCTIVAS-(I)
(6-10-10-5:30PM)
Por Diego Trinidad, Ph. D.
Estos dos importantes temas se han convertido en las últimas semanas en los más importantes y consecuentes de la actualidad. Aunque no tienen relación entre sí, la tienen en compartir más de tres décadas de políticas fracasadas del gobierno federal, de parte de ambos partidos y por parte de varios presidentes de distintas filosofías políticas. A Einstein se le atribuye haber descrito la demencia como la repetición de una misma actividad esperando un resultado distinto. Eso ha pasado con las políticas sobre la inmigración y la energía por más de 30 años, por lo cual las califico de dementes. Pero la destrucción que han causado estas ciegas y estúpidas políticas es mucho peor que cuan dementes puedan ser consideradas.
Los casos de la ley estatal aprobada en el estado de Arizona en abril, y el lamentable y catastrófico accidente en un profundo pozo de petróleo en el golfo de México operado por la compañía British Petroleum (BP), también a fines de abril, han demostrado ampliamente lo destructivas que pueden ser ciertas políticas “equivocadas” del gobierno federal. Como está escrito en la Biblia (Proverbios 11:29) “aquel que siembra el viento, cosechará el remolino”. Ahora estamos cosechando los frutos de las semillas sembradas durante esas décadas perdidas de ideas imprácticas forzadas sobre el pueblo americano por gobiernos ineptos sometidos a presiones de grupos ambientalistas extremos y otros grupos que favorecen la inmigración abierta y la legalización de los millones de inmigrantes ilegales en EU con el único final de ganar votos y de poder cambiar el país de acuerdo con la ideología de la Izquierda Eterna: la supresión de las libertades individuales y la colectivización de la sociedad.
La inmigración primero: Hasta 1965, las leyes de inmigración, las cuales, por cierto, solo comenzaron a aplicarse poco menos de un siglo antes—en 1875, le daban prioridad a los aplicantes mejor calificados para contribuir al beneficio de la sociedad americana. Es decir, los intereses de la nación eran considerados más importantes que los intereses particulares de cada individuo que deseaba inmigrar a EU. Esto cambió ese año, gracias en buena parte a la intervención—ideológica—del Senador Ted Kennedy de Massachusetts, quien primero insertó el insidioso principio de la “reunificación familiar” en la ley federal como prioridad para la admisión de inmigrantes legales a EU. Hasta 1965, las leyes federales de inmigración incluían también dos elementos críticos para asegurar que los inmigrantes legales no fueran carga pública: necesitaban quienes los patrocinaran y necesitaban una declaración jurada sobre la seguridad de empleo. Solamente de esta forma se podia garantizar que la sociedad no tendría que ocuparse de su sustento. Quizás los familiares o amigos que los patrocinaban y los empleos prometidos no se materializaban al entrar a EU esos aplicantes, pero aún así, no existía ayuda gubernamental a los nuevos inmigrantes y era responsabilidad de ellos, y de ellos nada más, ganarse la vida. Además, como todos los inmigrantes o refugiados políticos que hemos sido acogidos en este gran país sabemos muy bien, los que venimos buscando libertad o trabajo, primordialmente venimos por esas razones. Ayudamos a nuestros familiares que quedaron en nuestros países natales desde aquí, y eventualmente todos quisiéramos reunirnos con nuestras familias aquí también, pero sabemos que lo primero es convertirnos en buenos ciudadanos de nuestro nuevo hogar. De manera que la “modificación” de la ley apoyada por Kennedy por razones “humanitarias” de unificar a las familias es, y siempre fue, inválida y nociva. Pero eso abrió las puertas. Más tarde, con la adopción de más y más programas de ayuda federal a los “desvalidos”, eso proporcionó un nuevo incentivo a los potenciales inmigrantes. Venir a EU ya no solo garantizaba un buen trabajo y una forma de ganarse la vida digna y honestamente, sino que era un gran “negocio”. Estar aquí garantizaba que toda la familia sería acogida eventualmente en el “estado de beneficio” de los nuevos arquitectos sociales de la “Gran Sociedad” creada por el Presidente Lyndon Johnson precisamente en ese año de 1965 en que la ley federal fue modificada para “reunificar” familias como prioridad “social” del gobierno americano.
A través de los años, las leyes federales fueron cambiadas en detalles, pero siempre manteniendo como prioridad la reunificación familiar sobre los intereses nacionales, a la vez que programas de trabajo temporal eran eliminados hasta casi desaparecer. ¿Para que admitir trabajadores temporales si entrar ilegalmente a EU se había convertido en algo tan fácil de lograr? O sea, el mismo gobierno federal, al no aplicar las leyes de inmigración, se había convertido en un cómplice directo de la inmigración ilegal. Naturalmente, todo esto era muy conveniente para los empleadores inescrupulosos que se aprovechaban del status de ilegalidad de muchos trabajadores para pagarles sueldos más bajos. Hasta que en los años 1980s la inmigración ilegal se convirtió por primera vez en un serio problema socio-económico, sobre todo por el aumento en el costo de los programas de ayuda a los pobres, entre los cuales se contaban muchos ilegales y por el bajo nivel en los sueldos de trabajadores manuales, algo que enajenaba y molestaba en extremo a los líderes sindicales. Pero el partido demócrata no se quejaba, ya que la mayoría de los nuevos votantes, sobre todo hispanos, se convertían cada vez más en sus nuevos “clientes”. Y los republicanos tampoco, ya que muchos empresarios republicanos, ganaban más al pagar menos. ¿Y el bienestar social? Bueno, eso quedaba en segundo plano.
Pero durante la primera administración del Presidente Reagan se decidió hacer algo para aliviar los problemas que la inmigración illegal seguía ocasionando cada vez más severamente. Se decidió otorgar una “anmistía” a todos los inmigrantes ilegales en el país para que pudieran legalizar su permanencia en EU. Pero como quid pro quo, es decir, como condición a cambio de la legalización de millones de ilegales en el país (los cuales resultaron ser más numerosos de lo anticipado y en poco tiempo aumentaron, cuando muchos más entraron ilegalmente en anticipación de la “amnistía”), en la nueva ley se exigió el control (no esa palabrita de moda, “asegurar la frontera”) de la frontera. Lo cual NUNCA se cumplió, ya que la ley federal raramente se aplicó. ¿Por qué no? Obviamente por las mismas razones que no se aplicaba antes. Más votos para los demócratas y más ganancias para los empresarios republicanos. Y más problemas para la sociedad Americana. Hasta que llegamos al punto donde nos encontramos. Ahora la gran mayoría del pueblo americano demanda la aplicación de las leyes, sobre todo en lo referente al control de la frontera. Por eso se aprobó, abrumadoramente y con el apoyo de más del 70% de los votantes estatales, la nueva ley en el estado de Arizona. Si el gobierno federal continúa rehusando aplicar la ley, lo cual es su deber constitucional, entonces el pueblo del estado de Arizona, con todo derecho, asume esa responsabilidad y deber federal para su propia protección, ya que la criminalidad descontrolada alrededor de la frontera del sector Tucson en el sureste de Arizona, se convirtió en algo insoportable en los últimos meses. Pero tambien es justo y necesario resolver el problema de los millones de inmigrantes ilegales en EU. Por las razones que sean, la enorme mayoría de esos inmigrantes ilegales ya está aquí, y todos sabemos muy bien que nunca serán deportados, no importa lo mucho que un puñado de demagogos vociferen al respecto. Entonces ¿que hacer?
En escritos anteriores he detallado y recomendado adoptar un simple y facil plan para lograr una reforma “comprensiva” de las leyes de inmigración, el cual no repetiré aquí. Pero valga decir que la clave está en sacar la política (o politiquería) de la equación. A todos los ilegales presentes en el país se les debe otorgar permisos de trabajo temporales. Pero como penalidad por haber entrado o permanecido en EU ilegalmente, se les sanciona postergando la posibilidad de obtener la ciudadanía americana por 15 años. Los primeros cinco para obtener la residencia legal, siempre y cuando no tengan antecedents criminales previos y se comporten debidamente. Los próximos 10 años, como penalidad por la violación de las leyes de inmigración, no podrán obtener el codiciado derecho de votar. Con esto, el incentivo de ambos partidos políticos para “comprar” votos se termina. Y entonces, y solo entonces, podemos considerer la adopción de una ley racional y justa. La cual tiene que incluir severas penalidades, incluyendo prisión, a los empresarios que continuen ofreciendo empleo a inmigrantes ilegales para obtener mayores ganancias. Y lo mas importante: tiene que incluir la construcción, a lo largo de toda la frontera con México, de un muro uniforme de al menos 30 pies de alto y tres de ancho, de bloques de concreto, con tres rollos de tres pies de cincunferencia de alambre “concertina”, uno del lado mexicano, uno arriba del muro, y uno del lado americano. Solo así (mas otras varias medidas como pequeños aviones drones, cámaras cada cierta distancia y más patrullas de agentes fronterizos), se puede controlar (nunca “asegurar”) la frontera. Quien no acepte estas mínimas condiciones para lograr resolver un serio problema nacional, simplemente, por razones políticas, no quiere, en realidad, resolver el problema.(Mañana- la segunda parte y final)
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