Hola amigos:
Llegué el martes a la casa. Como imaginan estoy muy feliz de poder estar junto a mi familia, en mi casa, de reencontrarme con los amigos y continuar la labor a la que me dedico en favor de la libertad de Cuba.
También me albergan sentimientos de tristeza y pena porque aunque ya terminó para mí el sufrimiento de la prisión, otros centenares de hermanos de lucha siguen tras las rejas injustamente por sus ideas políticas y labor opositora, además de decenas de miles de cubanos que soportan las condiciones infrahumanas de la cárcel por el mero hecho de querer alimentar a sus familias.
Estoy muy agradecido por la enorme solidaridad y apoyo que recibí durante todo este tiempo, miles de voces se alzaron para reclamar mi excarcelación y, de manera decisiva, constituyen la causa fundamental por la que las autoridades del régimen se vieron obligadas a sacarme de la prisión después del juicio.
Ha sido emocionante en extremo la acogida que tuve en mi casa, por la familia, los amigos, vecinos, la prensa extranjera y las llamadas desde el exterior felicitándome, brindándome muestras de cariño, de simpatías, les agradezco a todos porque son precisamente esa clase de acciones las grandes razones que encuentro para alimentar mis convicciones de que con empeño, honestidad y compromiso podremos finalmente cambiar la dolorosa realidad que hoy ensombrece el panorama de nuestra querida nación, y encontrar entre todos las soluciones que urgen en bien de nuestro pueblo.
A todos les envío un saludo afectuoso, les deseo muchas cosas buenas y que Dios los bendiga.
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