PROPOSICIÓN INFANTIL, MAL PENSADA Y PELIGROSA
viernes, 9 de abril de 2010
PROPOSICIÓN INFANTIL, MAL PENSADA Y PELIGROSA
(5-9-10-5:30PM)
Por Aldo Rosado-Tuero
Hacer la más ligera o mínima crítica de un disidente que esté en Cuba suele acarrear el ataque descarnado de un sector del exilio, que parece que carga el síndrome de la culpabilidad por haber abandonado la patria. Ese sector justifica su postura aduciendo que “están en Cuba y están contra Fidel y”, ya con eso es bastante como para concederles un escudo contra la crítica (aún la sana) que más que escudo se ha convertido en una patente de corso para que nadie los pueda tocar ni con el pétalo de una rosa.
Pero el periodista que se respete, que opina para el público y hasta de alguna manera contribuye a formar opinión entre sus pocos o muchos lectores, no puede dejarse sobornar por esos falsos argumentos y debe de cumplir con su tarea.
Y hago este preámbulo, porque sé que cuando publique este comentario, saldrán los eternos defensores de “todo el que en Cuba esté contra la dictadura, porque ya con eso solo se ha ganado el paraíso” y “porque es muy fácil nadar fuera del agua”.
La propuesta hecha por un grupo respetable de opositores para tratar de salvar la vida a “Coco” Fariñas”, a mi me parece infantil, mal pensada y peligrosa.
Infantil, porque está dando una imagen de una oposición ignorante de los mecanismos jurídicos existentes para hacer peticiones de referendos y/o plebiscitos. Lo primero que piensa una persona medianamente inteligente es: ¿Y estos son los que aspiran a gobernar en mi país a la caída de la dictadura? A mí en lo personal eso me da la medida del enorme fracaso de esta revolución, porque entre los “ideólogos” de esa proposición hay personas que han ocupado altos cargos (hasta de Vice Ministros) en la estructura castrista. Y se ve a las claras, que ni antes, ni ahora tenían la mas mínima idea de cómo es el entramado jurídico de la Nación
Mal pensada: Porque si lo que se pretende—y es muy encomiable el gesto—es salvar la vida de Fariñas, podrían haber propuesto otras soluciones más fáciles de realizar, pero más engorrosas para el gobierno si las rechazara. Como, por solo citar una: Que llevaran a Fariñas a la Mesa Redonda en vivo y dejarle exponer sus argumentos y defenderse de las acusaciones de la tiranía. Y que todo fuera en vivo. Si la tiranía rechazara esa proposición quedaría muy mal ante la opinión pública mundial. Y si le admitiera, Fariñas salvaría la vida y la cara y podía terminar airosamente su huelga de hambre y reintegrarse al trabajo opositor; y a la tiranía no le habría quedado más alternativa que reconocer a la oposición, aunque no pusiera en libertad a nadie.
Y por último peligrosa, porque si Raúl no fuera tan empecinado y obrara un poquito con el cerebro, podría muy bien convocar con urgencia a la Asamblea de los Yes men (Asamblea Nacional del Poder Popular) y hacerles aprobar en 24 horas la celebración del plebiscito o referendo, agregando a las tres preguntas (A)- que suelten solamente a los presos enfermos, b) Que suelten a todos los presos, c) Que no suelten a ninguno) una más: d) Que encarcelen a todos los opositores.
Para nadie con dos dedos de frente es un secreto, que en una consulta a celebrarse en un mes, junto a las amañadas elecciones cubanas, sin garantías para los proponentes del plebiscito, sin inspectores o veedores internacionales, fácilmente la tiranía anunciaría que con una abrumadora mayoría de votos, mayor al 90 % “el pueblo cubano ha decidido el encarcelamiento de todos los opositores”.
Llama poderosamente la atención el hecho de que personas inteligentes y supuestamente conocedoras de cuestiones políticas, hayan soslayado las condiciones mínimas indispensables para garantizar a la oposición el acceso a los electores, a los órganos de prensa escrita, radio y televisión—total y rotundamente negados en Cuba—para explicar las razones de la petición. Y sobre todo la garantía de que la campaña, el referendo y las elecciones contaran con amplia supervisión neutral e internacional.
Mucho ojo, que para ser líder político hace falta un poco más que proclamarse anticastrista
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