LA INMIGRACIÓN ILEGAL: PROPAGANDA, DESINFORMACIÓN Y MENTIRAS
UN PLAN SIMPLE Y EFECTIVO PARA RESOLVER EL PROBLEMA
(4-30-10-11:00AM)
por Diego Trinidad, Ph. D.
Con motivo de la recién aprobada ley para controlar, primero la desenfrenada criminalidad, y segundo, la inmigración ilegal (SI, ILEGAL) en el estado de Arizona, hemos visto una vez más en las últimas dos semanas, la reacción insólita de los medios informativos de nuestra comunidad. Tal parece que se nos avecina—a más de 2,000 millas de distancia—un nuevo holocausto. De acuerdo con lo que vemos en los canales de TV, tanto hispanos como los de habla inglesa, y las estaciones de radio en el área del sur de la Florida, muy pronto comenzará la cacería en las calles de los que prefieren llamar “inmigrantes indocumentados”. La Gestapo no puede estar muy atrás, y la represión en este país llegará más allá que ¿la de Cuba? No, mejor seguimos con los Nazis, pues la represión comunista, aun la de Cuba, nunca es tan mala como la que se sufrió bajo el régimen Nazi en Alemania. Recordemos que los comunistas no son tan malos. Y muy importante, sus intenciones son buenas. ¿No son los defensores de los pobres y los desamparados? Pero dejemos la política a un lado (como si la agitación sobre cualquier medida para controlar la inmigración ilegal no fuera toda política) y—si es posible—examinemos con calma esa “diabólica” ley que se aprobó en Arizona el sábado pasado.

En primer lugar, el estado de Arizona, aunque es enorme en extensión, cuenta con relativamente poca población—algo mas de 6 millones y medio de habitantes. De esos, la población hispana constituye el 30%. En comparación, la población del estado de la Florida es un poco más de 18 millones, de los cuales, a pesar de un aumento del 70% en los últimos 10 años, los hispanos alcanzan el 20%. Pero además de esos 6 millones y medio de habitantes legales de Arizona, se considera, por el Senador John McCain, gran amigo de todos los inmigrantes, incluso hasta hace poco de los ilegales, que ahora viven mas de UN MILLÓN de ilegales en el Estado. En otras palabras, una sexta parte de todas las personas que viven en Arizona están en el estado, ilegalmente. Esa cifra es debatible. Pero el índice de criminalidad reciente en Arizona no lo es. Solo unos ejemplos. En crímenes totales, Phoenix, la ciudad mas grande del estado, está al igual que la ciudad de New York, que tiene una población cinco veces mayor. En secuestros, Arizona está en el número uno del país—y es segunda en el mundo detrás de Ciudad Juarez, México. El tráfico de seres humanos es incalculable y está mejor organizado que el tráfico de drogas. No solo los introducen por millares, sino que los mantienen en condiciones mucho peores que ningún esclavo del Sur de EU en el siglo 19. Además, cuando son descubiertas las casas y fincas donde los esconden, los asesinan salvajemente para no dejar evidencia del crimen. Los asesinatos en Arizona han aumentado estratosféricamente, al igual que el robo de casas y de automóviles. Y de todos los crímenes reportados en el estado, el 70% son cometidos por inmigrantes ilegales. Más de la mitad de los presos en el Estado son ilegales, pero no están presos por eso, sino por cometer crímenes serios. Todo este caos se debe a la situación de casi guerra civil que existe en México por el narcotráfico desde hace algunos años (y ahora, el casi tan lucrativo tráfico de ilegales), la cual se ha extendido por toda la frontera con EU, pero particularmente por la frontera con Arizona.
Estos números antes mencionados no son inventados por mí. Provienen, con la excepción de la extrapolación de McCain, del Estado de Arizona y de la oficina del Censo del Gobierno Federal. Pero quien no vea y oiga a Fox News, nunca se enterará, pues los medios informativos, tanto locales como nacionales, ocultan y tergiversan todo lo que tiene que ver con el tema de la inmigración ilegal. Además—y lo mas importante. La aplicación de las leyes de inmigración, pertenece al gobierno federal. El cual no las aplica. Ni en Arizona ni en ningún otro Estado. Pero la obligación más importante, no solo del Gobierno Federal (establecida en la Constitución), sino de cualquier gobierno en referencia a la sociedad, es la de proteger la seguridad y la vida de los ciudadanos que forman esa sociedad. Entonces ¿qué hacer cuando el gobierno federal abroga sus obligaciones y no cumple con ese deber básico del contrato social? Pues lo que acaba de hacer el soberano Estado de Arizona. Aprobar una ley estatal para tratar de resolver el problema.
Veamos ahora lo que dice la ley de Arizona. Antes que nada, la ley prohibe explícitamente detener a nadie por su apariencia. En otras palabras, si alguien parece hispano, y no hay causa o sospecha para detenerlo, está prohibido hacerlo. No es una ley “racista” ni en contra de los hispanos, sino una ley para controlar la criminalidad de los ilegales. De acuerdo, si a la policía se le da el poder para algo, podemos estar seguros que abusará de ese poder. Como escribió Lord Acton hace mas de 100 años,”el poder corrompe; el poder absoluto corrompe absolutamente”. Pero eso NO es lo que está siendo criticado y atacado. No. Es la ley en sí, es el atrevimiento de la legislatura de un Estado soberano de aprobar una ley para proteger a sus ciudadanos, a los cuales el gobierno federal les niega esa protección. Solamente se puede detener a alguien que esté violando la ley o que se considere sospechoso de violarla. Pero mucho mas allá va el Patriot Act (la ley aprobada por el Congreso después de los ataques de septiembre 11, 2001) en las restricciones a las libertades individuales. Y con la excepción de algunos que nos preocupamos de esos ‘tecnicísmos” y que defendemos los derechos individuales por sobre todo lo demás, casi nadie se opuso ni se opone al Patriot Act. Por último, la ley considera la violación de no tener papeles de identidad que prueben la residencia legal en Arizona de quienes se cuestiona, como un delito menor (misdemeanor). Las leyes federales son mucho mas duras. Cualquier detenido que no pueda probar su residencia legal en Arizona, está sujeto a deportación. ¿Y qué? La ley federal también somete a quien está en EU ilegalmente a deportación. Solo que generalmente no se aplica. Además, los grupos de la Izquierda Colectivista llevan años promulgando una tarjeta de identidad nacional (a lo que yo siempre me he opuesto precisamente porque limitaría nuestra libertad individual) para todos los americanos. Pero eso sí, una tarjeta de identificación con foto para votar, de ninguna manera. ¿Como entonces votarían los muertos y como votaría alguien 20 veces en una elección? Entonces ¿por qué ahora se oponen a que se pida una prueba de identidad que establezca la residencia legal de cualquier ciudadano en su estado? No, no es volver a la Alemania Nazi. Es algo práctico. ¿Quien se opone a que un policía nos pida la licencia de conducir? Nadie. Cuando nos detienen por una supuesta violación de las leyes de tráfico, ni el policía ni nadie, en ese momento, puede probar esa violación. Es mas, nos citan por la presunta violación, pero hasta que un juez no decida si somos culpables, nada sucede. Pero todos mostramos nuestra licencia, culpables o no ¿Cual es la diferencia con esta ley? Sobre todo, si cuando una prueba de legalidad se produce, nada sucede. Es simplemente una inconveniencia temporal.
Ahora vamos a lo que cuenta. ¿Que hacer? ¿Como resolver este serio problema de la inmigración ilegal? Veamos lo simple que es. Sabemos que lo único que les interesa a los políticos de ambos partidos en esta cuestión son los futuros votos de los que ahora son ilegales. Muy bien. ¿Que pasa si sacamos la política de la ecuación, si eliminamos los futuros votantes de toda consideración para una solución racional? Y he aquí la solución del problema. Primero, todos los ilegales en el país serían “legalizados”, en el sentido que su permanencia en el país sea garantizada y no tengan que temer la deportación. Un permiso temporal de trabajo se les otorgaría. Segundo, un período de cinco años se establecería antes de otorgarles la residencia permanente. Naturalmente, durante esos cinco años, cualquier condena por delitos serios resultaría en la cancelación del proceso de residencia y el comienzo, bajo el debido proceso de la ley (no automáticamente ni arbitrariamente) de la deportación. Tercero, y esta es la clave. Como penalidad por estar en EU ilegalmente, no podrán naturalizarse como ciudadanos americanos por un mínimo de 10 años. Con esto se pone fin al incentivo de los políticos y los grupos que abogan por la legalización apurada para conseguir futuros clientes (y dependientes) a los que puedan comprar el voto. Con esto también se eliminan los ridículos planes de someter a multas o/y obligar a los ilegales a regresar a sus países y luego entrar “legalmente. ¡Por favor! ¿Quien remotamente puede creer que ningún ilegal se va a entregar a las autoridades para que lo deporten y después de cumplir con los requisitos establecidos por una nueva ley, dejarlo entrar de nuevo? No solo es ingenuo, es estúpido. Y todos lo sabemos. Fuertes multas y penalidades contra los empresarios que contratan a trabajadores ilegales son absolutamente necesarias. Es un abuso pagarle menos a alguien porque está aquí ilegalmente, y sin embargo viene a este país precisamente para trabajar. Quienes más sufren con esta situación son los ilegales. Sin embargo, muchas organizaciones que supuestamente existen para proteger los intereses de los ilegales, no critican mucho a esos empresarios sin escrúpulos, que son quienes mas abusan de los ilegales. Los impuestos locales, estatales y federales, por supuesto tendrán que ser pagados, pero no retroactivamente. Es suficiente que en cuanto se les otorgue el permiso temporal de trabajo, comiencen a pagar impuestos. Pero en los cinco años antes de recibir la residencia permanente, no tendrán derecho a ninguna asistencia gubernamental. Podrán comprar seguros médicos como cualquier otro trabajador. Los hijos de inmigrantes ilegales tendrán derecho de asistir a las escuelas, públicas y privadas, y a las universidades en cuanto sus padres sean legalizados y reciban el permiso de trabajo temporal. Mas las leyes federales deben corregir la estupidez incurrida en 1965, cuando se cambiaron para permitir la reunificación de familias, cuando el énfasis debe estar en que vengan los mejores calificados y los que no sean una carga para la sociedad. Garantías familiares o de amistades deben ser exigidas además de un trabajo, para asegurar que los nuevos inmigrantes se podrán ganar la vida sin ayuda gubernamental.

Finalmente ¿qué hacer con la frontera? La frontera entre EU y México, tiene por supuesto que ser controlada. Pero, es tonto pensar que una frontera tan larga puede ser “asegurada”. Ni por agentes de inmigración, ni con ninguna barrera, por tecnológicamente sofisticada que sea, ni tampoco colocando a la Guardia Nacional en la frontera. Ninguno de estos “genios” conoce nada sobre las trochas establecidas por España en Cuba durante la guerra de independencia para evitar que los soldados cubanos, primero, pasaran de la provincia de Oriente, a Camaguey y luego al occidente de Cuba. Después, para evitar que regresaran de la provincia de Pinar del Río hacia el oriente del país, específicamente a la provincia de La Habana. Eran verdaderas barreras a lo ancho de dos partes de la isla de Cuba. Alambres de púas. Trincheras. Fosas. Fortines cada cierta distancia. Altas torres de vigilancia. Tropas a lo largo de las trochas (hubieron dos, la primera de Júcaro a Morón en Camaguey, la segunda de Mariel a Majana en Pinar del Río). Luces de magnesio ¡en aquellos tiempos! para detectar movimientos de tropa cubana de noche. Un sistema de comunicaciones utilizando semáforos. Líneas ferroviarias para transportar las tropas a través de las trochas. En fin, para la última década del siglo 19, una tecnología muy avanzada. ¿Resultado? Los cubanos las burlaron cada vez que quisieron. Y a caballo, no caminando como pasan los ilegales de México a EU. O sea, no se puede evitar que quien se lo propone, cruce ninguna barrera, por impenetrable que se considere. Sí, una cerca es necesaria. Vigilada quizás por pequeños aviones “drones’. Y cámaras, para filmar lo que ocurre. Pero nada de esto evitará la inmigración ilegal del todo. Lo que importa, políticamente en este contexto, es que se vea la intención y la voluntad de parar a los ilegales, los cuales, por supuesto, no constituyen una amenaza a la seguridad nacional (si lo son para la seguridad de los ciudadanos de Arizona en estos momentos). Esa amenaza es la penetración de terroristas por la frontera, puesto que la introducción de drogas prohibidas se puede solucionar legalizando esas sustancias; la única solución a ese problema todavía mucho mayor. Pero ese es otro tema muy escabroso que necesita ser cubierto en otra ocasión.
Por último, debemos mencionar que los ciudadanos de Arizona, los “dolientes” en este caso, apoyan la ley por mayorías de entre un 60% y un 70%. En todo el país, una mayoría de entre 56% y 64% apoya la ley. La aprobación de la gobernadora de Arizona, quien aspira a la reelección en noviembre y estaba en una reñida campaña, ha aumentado en un 15% en dos semanas. Algunos otros Estados, por política (¿O sería mejor decir por politiquería?), parecen estar contemplando la adopción de leyes similares. Las cuales son totalmente innecesarias si las leyes federales se aplican. Pero lo que nos interesa a nosotros. Aquí en el estado de la Florida, donde existen relativamente buenas relaciones entre las diversas comunidades que compartimos el sur del Estado y las autoridades. Y donde esos abusos que tanto temen estos nuevos protectores de nuestros derechos individuales estén a punto de ser cometidos, nada cambiará. No aparecerá ninguna Gestapo en el sur de la Florida. No habrá persecución, ni cacería de ilegales. Tampoco se producirá ningún aumento en las deportaciones (las cuales han aumentado un poco bajo esta “ilustrada” administración). Tengan esperanza (sobre todo los que votaron por este presidente). El mundo no se acabará. Y aquí no se adoptará ninguna ley como la de Arizona. No importa cuanto nos traten de convencer de lo contrario esos notorios traficantes de la propaganda, la desinformación y la mentira. Si somos sensatos y si exigimos a los políticos que tomen medidas como las sugeridas para resolver este problema, se puede lograr lo que todos queremos. La inmigración legal es esencial para el progreso de este país, como lo ha sido siempre. Pero el mantenimiento del orden bajo nuestro sistema de leyes es aun más esencial. Los dos resultados se pueden obtener con buena voluntad.
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