UN AÑO DESPUÉS DEL DILUVIO: UNA PRESIDENCIA EN RUINAS
miércoles, 27 de enero de 2010
UN AÑO DESPUÉS DEL DILUVIO: UNA PRESIDENCIA EN RUINAS
(1-26-10-5:30PM)
por Diego Trinidad, Ph. D.
En otro artículo en octubre pasado, escribí que si la administración que se engendró en noviembre de 2008 hubiera sido un parto humano, la criatura hubiera nacido envuelta en llamas. Pero como no es una criatura humana, sino diabólica, aun nacida en llamas, todavía lamentablemente vive. Está herida de muerte, pero vive. Mi intención era hacer un balance del primer año bajo el gobierno de un presidente enemigo de EU, pero eso lo hice detalladamente en octubre de 2009 y aunque desde entonces la situación se ha empeorado considerablemente, prefiero recontar solo un puñado de eventos que nos trae hasta la semana pasada. Además, como escribí en un mensaje Pascual a varios amigos, el 2010 será el año en que enterramos el cambio y la esperanza y reconquistamos la libertad. Y eso hay que celebrarlo por todo lo alto.
En dos elecciones en noviembre, los candidatos republicanos ganaron las gobernaturas de Virginia y New Jersey, Estados que ambos votaron por el candidato demócrata para presidente en 2008. Esta fue la primera de las grandes noticias a celebrar y ofreció un preludio de los próximos dos meses. Pero el gran tsunami que culminó en la elección de Scott Brown en Massachusetts el martes 20 había comenzado durante el verano con los cientos de “Tea Parties” a lo largo y ancho del país (para los que desconozcan el origen de este término en la política de EU, proviene del Boston Tea Party ocurrido al comienzo de la Revolución Americana en 1773, cuando un grupo de agitadores contra los impuestos sobre el té ordenados por el Parlamento inglés en las colonias americanas, abordaron un barco recién llegado de Londres cargado de té y lanzaron el cargamento a la bahía de Boston, ocasionando grandes pérdidas a los importadores). Aunque tanto el presidente como los líderes del partido demócrata primero ignoraron y menospreciaron estas protestas, luego terminaron por atacar a los manifestantes, llamándoles nazis, bestias, mal americanos y seres llenos de odio. Pero no oyeron sus reclamaciones y siguieron a toda máquina tratando de implementar los dementes y destructivos planes de una administración que solo está interesada en destruir esta sociedad, tal como el mismo presidente proclamó a los cuatro vientos en un discurso días antes de la elección de noviembre, exclamando que “estamos a cinco días de cambiar fundamentalmente al país”. Pero pocos lo creyeron, prefiriendo seguir soñando conque se refería al vago “cambio” que había prometido traer a EU durante la campaña electoral.
El plan para modificar el cuidado de salud—léase para socializar la medicina en EU—primero tenía que ser aprobado por el Congreso antes de fines de agosto. No se pudo y las protestas seguían aumentando. Después el límite era septiembre. Tampoco se pudo y las protestan eran cada día mayores. Finalmente, a principios de noviembre, la Cámara de Representantes pasó una versión de un proyecto de ley de más de mil páginas que nadie leyó, pero con un lenguaje prohibiendo terminantemente el uso de dinero federal para pagar por abortos. Aún así, el proyecto fue aprobado por una mayoría de dos votos, a pesar del control abrumador del partido demócrata en la Cámara. Para este entonces, las encuestas mostraban una sólida mayoría del público en contra del plan de salud de los demócratas, pero el vocero de la Casa Blanca proclamaba que las encuestas no importaban. ¡Que diferencia de su posición durante la campaña electoral, cuando las encuestas favorecían a su candidato! Entonces si contaban y eran importantes. Pero al final, el Senado le hizo un regalo prenavideño al presidente, votando por otro proyecto de ley muy diferente del aprobado por la Cámara (los dos realmente irreconciliables). Con también mucho mas de mil páginas que nadie leyó, sin debate y en secreto, sin incluir a un solo republicano, aún así, el liderato demócrata se vió obligado a descaradamente comprar los votos de varios Senadores como Mary Landrieu de Louisiana ($300 millones), Ben Nelson de Nebraska (exención de los gastos de Medicaid para el estado para siempre), y Bill Nelson de Florida (mas de $1 billón en gastos de Medicare para ciudadanos mayores de 65).
Desafortunadamente, la alegría le duró poco al presidente. Al día siguiente, como sorpresa Pascual para EU, en el día del nacimiento de Jesús, un joven negro musulmán nigeriano estuvo a punto de volar un avión aterrizando en Detroit. Este terrorista había abordado el avión en Lagos, Nigeria, sin equipaje, con un boleto de una vía comprado en efectivo. Pasó desapercibido por el flamante aparato de seguridad mundial contra el terrorismo, y así también lo hizo en Amsterdam antes de seguir a su destino final en Detroit. Solamente la acción de algunos pasajeros al detener a la bestia islámica evitó una desgracia y cientos de muertos. El presidente demoró varios días en siquiera reaccionar (estaba muy ocupado jugando golf en Hawaii, donde pasaba las vacaciones navideñas—aunque siendo el también musulmán seguramente no consideraba que estaba celebrando Pascuas). Cuando lo hizo, primero dijo que eso había sido un caso aislado de un joven enajenado. Dos días después, tuvo que admitir que había sido un ataque terrorista, pero que no había pruebas de que Al Qaeda estuviera involucrada. Su Secretaria de Seguridad Nacional mientras tanto declaraba que el sistema había funcionado a la perfección (un día después también tuvo que recular abochornada). Y de inmediato, se había decidido considerar al terrorista como otro criminal común y corriente, a ser juzgado en una corte civil. Cualquier información que pudiera ofrecer perdida al dársele protecciones constitucionales, incluyendo el nombramiento de un abogado que enseguida le prohibió hablar una palabra más. (Luego fuentes del gobierno dijeron que había sido interrogado y había proporcionado mucha información valiosa. Pero aún si eso fuera verdad, esa información solo puede ser utilizada contra él en un caso criminal—si llega a ser admitida por el juez). El clamor por este nuevo ultraje ahora alcanzaba niveles tan altos que la popularidad del presidente andaba ya por el 45% del pueblo americano. Eso a menos de un año de la toma de posesión, cuando su popularidad era más de un 70%. Y con la seguridad nacional sí que no se juega. Ese es el talón de Aquiles de esta administración y con el intento terrorista de Detroit, esa fiera durmiente súbitamente despertó, aunque ya desde noviembre la gran oposición a la decisión del Fiscal General Eric Holder de juzgar a un grupo de terroristas en la corte federal de New York en lugar de tribunales militares, había provocado enormes protestas del público, ya que el acusado principal es el hombre que planeó los ataques de 9/11. La oposición del público a esta inconcebible decisión alcanza más del 75%.
En otro caso muy poco conocido, el 17 de diciembre, el presidente emitió una orden ejecutiva (sin necesidad de aprobación congresional) que puede traer graves consecuencias al país. Cambió otra orden ejecutiva del entonces presidente Reagan en 1983 que le permitirá de ahora en adelante a Interpol, una organización internacional de investigaciones criminales, conducir sus actividades policiales dentro de EU, sin tener que darle cuenta a las autoridades americanas y sin que Interpol esté sujeta a las leyes de EU. Interpol tiene ahora el poder de arrestar y hasta sacar del país a cualquier persona sin necesidad de obtener órdenes judiciales, y sus actividades no están sujetas a ninguna supervisión judicial. Cualquier documento o propiedad de Interpol es inmune a escrutinios por parte de autoridades americanas y sus actividades están exentas de las protecciones constitucionales de la Cuarta Enmienda de la Constitución (protección contra registros y incautaciones no razonables), igualmente que a peticiones de revelación de fuentes documentales bajo el Freedom of Information Act. ¿Que importancia tiene esto? No se sabe. Pero ¿por qué el presidente emite esta orden—en secreto—de buenas a primeras? Tampoco lo sabemos. Pero algo es seguro. Buenas intenciones no tiene. Puede ser abusada de muchas maneras. Por ejemplo, puede ser utilizada para proteger a sospechosos de actos terroristas de la justicia americana, de esa manera encubriendo cualquier negligencia de la administración en situaciones comprometedoras según estas actividades terroristas aumenten. De todos modos, es un acto claramente inconstitucional y en detrimento de EU. Uno más en la larga lista de actividades contra EU de este presidente. Por cierto, en un dato interesante, de todos los ataques terroristas reales o potenciales descubiertos desde 9/11, una tercera parte han ocurrido durante 2009, el primer año de la Era del Mesías. Incluyendo el ataque que produjo 13 muertos y 30 heridos en la base militar de Fort Hood en Texas en noviembre, ataque que al principio fue también menospreciado por el presidente, quien negó que fuera un acto terrorista. Todavía no lo admite. Por lo menos ese asesino musulmán (gritó Allahu Akbar antes de disparar—Alá es grande) será juzgado por los tribunales militares, pues la barbarie ocurrió en una base del ejército.
Ahora llegamos a la elección del martes pasado en Massachusetts. En el estado mas demócrata del país, un republicano casi desconocido ganó por cinco puntos el escaño en el Senado que durante 47 años estuvo en manos de Edward Kennedy. En tres semanas, una ventaja de 30 puntos de la candidata demócrata se esfumó y el partido perdió su “super mayoría” en el Senado. Terminados los abusos pasando leyes sin debate y sin vergüenza. Esto sacudió hasta el tuétano a todos los demócratas--incluyendo al presidente, por supuesto. Y le asestó el tiro de gracia a todos los planes de socializar la medicina en EU, la obra cumbre de este presidente, la niña de sus ojos, el eje central de su malévolo plan maestro para “fundamentalmente cambiar la sociedad americana”. En realidad, este simple voto en el Senado para en seco toda la agenda radical del partido demócrata este año. No solo por evitar la aprobación de leyes arbitrariamente en el Senado, sino porque le manda un mensaje a los políticos demócratas, sobre todo a los congresistas, que pocos se atreverán a ignorar. El ajuste de cuentas viene en noviembre, y ahora cada uno es vulnerable a la venganza de los votantes, sin ninguna protección del Mesías, quien ya perdió sus mágicos poderes. Ha visitado a New Jersey, Virginia y Massachusetts en apoyo de los candidatos demócratas en los últimos tres meses. Todos sus candidatos han perdido. Todos.
Sin embargo, esta gran victoria republicana el martes 20, que hasta sacó la tragedia de Haití de la primera plana (por lo menos en Fox News, pero también en casi todas las cadenas noticiosas en inglés—a veces parece que los hispanos no viven aquí, por la ignorancia a los asuntos de EU en sus medios noticiosos), irónicamente tuvo resultados beneficiosos para la administración en otro asunto. El miércoles, se celebraron audiencias en el Senado para investigar que pasó en Detroit el 25 de diciembre. En declaraciones increíbles ante preguntas de senadores republicanos, tanto el asesor de seguridad nacional, el director nacional de inteligencia, la secretaria de seguridad nacional y el director del FBI, negaron haber sido siquiera informados, mucho menos consultados, sobre la decisión de juzgar al terrorista nigeriano en las cortes civiles y no en tribunales militares. ¿Quien tomó la decisión? Nadie sabía.
El jueves, a regañadientes, el secretario de prensa de la Casa Blanca (¿o es el secretario de desinformación y propaganda?) se vio forzado a admitir que el responsable había sido el Fiscal General, Eric Holder (foto de la izquierda). El miembro más radical del radicalizado gabinete del presidente. El mismo que decidió juzgar a los terroristas en New York. El mismo que protege más los derechos civiles de los terroristas que los derechos de sus víctimas. El mismo que recomendó al adefesio Janet Reno el secuestro a la fuerza de Elián Gonzalez. El mismo que recomendó al presidente Clinton el último dia de su mandato que perdonara al convicto prófugo y corrupto financiero Marc Rich (cuya esposa contribuyó $2 millones a la biblioteca y fundación de Clinton a cambio del perdón presidencial). Ese es Eric Holder. Pero lamentablemente estas revelaciones no recibieron mucha cobertura. De todas maneras, tenía que ser así. Es solo el fatídico resultado del desmantelamiento del aparato de seguridad nacional que nos protegió por siete años, quizás uno de los dos únicos logros de la previa administración, además de la rebaja de impuestos. Más todo suma y sigue. Las cuentas serán ajustadas en noviembre. Recuerden, se juega con la cadena, pero no con el mono. El mono, en este caso, es la seguridad nacional. ¡Peligro mortal!
Finalmente, llegamos a lo más importante acontecido en lo poco que va de año. En otro “regalo” macabro al presidente, el que le agrió aún mas la celebración de su primer año en la presidencia, todavía mas que la elección del martes, la Corte Suprema le asestó un golpe mortal al partido demócrata y a las posibilidades de reelección de sus candidatos en noviembre. En un importantísimo caso relacionado con las limitaciones impuestas a las corporaciones (pero no a las corporaciones de medios noticiosos) sobre contribuciones monetarias a campañas políticas, la Corte decidió eliminar esas limitaciones (todavía las contribuciones directas están prohibidas) y proteger en vez el derecho de libre expresión de las corporaciones. En palabras del Juez Kennedy, quien escribió la opinión de la mayoría (5 a 4, con la “nueva” jueza Sonia Sotomayor votando, como era de esperar, con la minoría ultraliberal), “Cuando el gobierno busca utilizar todo su poderío, incluyendo la ley criminal, para ordenar donde una persona puede obtener su información, o que fuente desconfíable puede o no oír, el gobierno utiliza la censura para controlar el pensamiento. Esto no es legal. La Primera Enmienda confirma la libertad de pensar por nosotros mismos”. La decisión destruyó la injusta e inconstitucional ley patrocinada por los Senadores McCain y Feingold en 2002, la cual tanto contribuyó a las victorias demócratas en 2006 y 2008, limitando seriamente las contribuciones corporativas al partido republicano (irónicamente, McCain contribuyó a su propia derrota con esta demente ley, pero McCain, siendo McCain, dijo que la ley era buena aunque le pudiera haber costado la presidencia).
¿Cual es la importancia de esta decisión? Además de corregir una injusticia, inclina enormemente la balanza económica al partido republicano, sobre todo a pocos meses de las elecciones congresionales. Al permitir contribuciones de las uniones (todas en el bolsillo del partido demócrata ¿o es al revés, el partido demócrata en el bolsillo de las uniones?) y de organizaciones creadas por ultraradicales (que no fueron previstas por la Ley McCain-Feingold) para apoyar causas favorables a la colectivización del país, el partido demócrata, por primera vez casi que en el siglo XX--ahora XXI, recaudó millones mas que los republicanos. Y así pudieron gastar esos millones en comprar votos y anuncios para promover a sus candidatos preferidos. Ahora con esta decisión, los multimillonarios radicales de la calaña del malvado traidor George Soros, financiero-en-jefe del presidente y “eminencia gris” detrás del trono, se verá obligado a gastar el doble de su propio dinero, pero ni aún así podrá contrarrestar las contribuciones de corporaciones con muchos mayores recursos a causas en favor de la libertad. En otras palabras, la ventaja de los demócratas en recaudar fondos queda terminada y las aguas vuelven a su nivel. El resultado se verá en noviembre. El diluvio que casi nos ahoga por un año está llegando a su fin. Pero no hay que descuidarse ni cantar victoria antes de tiempo. Nuestro enemigo, el presidente, todavía cuenta con enormes mayorías congresionales y es capaz de hacer mucho daño con su demagogia y con sus mentiras. Recuerden que además cuenta con esa potente arma que son las órdenes ejecutivas, las que claramente está dispuesto a usar, aunque sean inconstitucionales, como la que emitió a favor de Interpol, sobre todo ahora que ha perdido tanto poder legislativo (no en realidad, sino por el miedo de los demócratas de apoyar proyectos arriesgados). Y lo peor de todo, lo que siempre fue y sigue siendo nuestro peligro principal: un ataque terrorista en EU. Quiero con todo mi ser, equivocarme en esta predicción, pero no puedo estar mas seguro de ella. En este año se producirá un ataque terrorista devastador en suelo americano. Es mas, estoy convencido que será una detonación de un aparato nuclear portátil estilo maletín, con los que ya probablemente cuenta Al Qaeda. Es cuestión de tiempo y el tiempo se nos está acabando, gracias a los incautos que votaron a favor del cambio y la esperanza. Cuando llegue el ataque, eso dará el tiro de gracia al Mesías. Muy posiblemente sería enjuiciado y destituido. Pero ¡a que precio! Mejor que Dios no lo permita y me equivoque. Pero lo dudo.
¿Cual ha sido la reacción del presidente ante todas estas calamidades? Bueno, primeramente, negar que tiene culpa de nada que su popularidad haya disminuido. Segundo, “reinventarse” como el Nuevo Gran Populista y Defensor de la Clase Media, dsubriendo después de un año que lo importante es crear trabajos(claro con la tasa de desempleo al 17 %, pero¿Como?). Tercero, proponer una ley para aumentarle los impuestos a los bancos (mintiendo al declarar que los bancos no han pagado los préstamos recibidos del gobierno hace meses, cuando han pagado casi todo lo prestado con intereses), lo que ocasionó una baja de 555 puntos en la Bolsa de Valores de New York en tres días. Cuarto, traer al ex director de la campaña del 2008 David Plouffe a la Casa Blanca(su primera recomendación: meterle el plan de salud al público por las narices). Finalmente, hoy 25, anunciar gastos de nuevos multimillones para “ayudar” a la “clase media”. Pero de nada le servirán estos nuevos planes y engaños. Ya la mayoría del pueblo americano no cree lo que dice y promete y de lo prometido y no cumplido ya está harto. No, no tiene escape. El diluvio va decreciendo. La reconquista de la Libertad viene llegando. Este año, nosotros, el pueblo de EU, seremos los ganadores finales
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