HAITÍ FIDEICOMISO Y TUTELA -(III) FINAL

lunes, 25 de enero de 2010

HAITÍ FIDEICOMISO Y TUTELA -(III) FINAL
(1-24-10-5:30PM)

Por Luis Conte Agüero
MAÑANA
Aunque el tema luce inactual en estas circunstancias convulsivas; conviene definirlo porque la solución para Haití exige de bases ciertas. En verdades se funda la verdad. Distintos el origen, la lengua, la voluntad política y las metas nacionales, la fusión es utopía enemiga de ambas nacionalidades.
República Dominicana ha tenido la ventaja de una democracia interrumpida por dictaduras. En Haití la democracia ha sido la interrupción. De ahí aquel recibir una invasión militar norteamericana con un clamor de júbilo en ramas arrancadas a los árboles y saludando en los vientos. Ese desgarramiento que impulsado por la necesidad se perpetra diariamente contra la naturaleza, la flora, el clima, en ese caso especial manifestaba una mayúscula alegría cívica. Se necesitaba desesperadamente de una ayuda exterior, aunque llegara con tanques y artillería.
Haití no requiere presidentes vitalicios sino democracia vitalicia que desarrolle la magia de talentos y virtudes de ese pueblo. Para alcanzar tal meta, como resultado inmediato de esta desgracia horrenda se impone un poderoso Fideicomiso de Estados Unidos y naciones que garanticen la democracia electoral, las elecciones periódicas, honestas y libres, al tiempo que gobiernan la seguridad, la administración, la política económica y social y las relaciones internacionales. Aunque en tal sistema el gobierno haitiano sería formalidad, protocolo, insisto en la necesidad de un Fideicomiso de 20 años que gobierne, regule, acostumbre, hasta consolidar la democracia y el progreso. Después, 10 años de tutela vigilante y amistosa.
No esculpo vasijas. Tras ampliar conceptos sobre democracia, autodeterminación ciudadana y otros valores, yo planteaba en aquel Seminario que las grandes concentraciones de dominicanos residentes en Estados Unidos se movilizaran en demanda de ayuda para Haití. 
Permítanme los lectores repetir líneas de aquel pronunciamiento: “Lleguen ustedes, dominicanos, hasta las Naciones Unidas,  la Casa Blanca, las Embajadas en Washington y Santo Domingo de Canadá, de Francia, de Inglaterra, de todas las potencias. A la pena de Haití asómese el mundo. Hagan los dominicanos que el mundo se asome, para que puedan salir de lo que ayer calificó Pelegrín Castillo de callejón sin salida. Búsquese la ayuda para Haití en Haití, y búsquese ayuda para proyectos comunes en la frontera común. Llévense a los centros de poder mundial imágenes estremecedoras y estadísticas gigantes. Tal miseria deshonra a la América, y ese pueblo haitiano, gente laboriosa y buena, merece otro destino.
Dele Juan Pablo Duarte la mano a Toussaint Louverture. Y a los dos, que le dé las manos el mundo”
Hoy impone su necesidad quemante un plan mucho mayor. No se tema al Fideicomiso y a la Tutela. Para que la democracia funcione y resuelva y las construcciones físicas y morales sean sólidas y retadoras. Los haitianos serán los primeros en agradecerlo. Aunque algún demagogo trasnochado instigue insidias y vocifere sobre lo políticamente correcto, Haití bendecirá sin rubores a quien tenga el honor y el valor de servirlo y salvarlo.