Carretilleros exigen respuesta ante el Historiador de la Ciudad
En la foto de la izquierda: los carretilleros le reclaman a Eusebio Leal. En la de la derecha: Eusebio Leal trata de justificarse y hace promesas a los trabajadores. Promesas que, como siempre, nunca se cumplirán.
Por Jesús Emilio Hernández Figueroa, Agencia Libre Asociada (ALAS).
La Habana, Cuba,–Alrededor de una veintena de trabajadores que laboraban como carretilleros de la antigua feria de la Catedral se mostraron disgustados ante las condiciones actuales de trabajo y, desde tempranas horas de la mañana, se plantaron en las afueras de la Oficina del Historiador en calle Empedrado esquina a Mercaderes, Habana Vieja, para exigirle a Eusebio Leal Spengler, historiador de la Ciudad y responsable de la feria, una respuesta a sus reclamos de contenido de trabajo y salario por el mismo.
Según el señor Leal, el traslado de la feria de la Catedral tiene como uno de sus objetivos eliminar ilegalidades como ventas ilícitas de tabacos y drogas. Sin embargo, ha dejado desempleado a una buena parte de los carretilleros que, anteriormente, se les había negado su licencia para trabajar como cuentapropistas y se veían obligados a ejercer la actividad de forma ilegal.
No obstante, los carretilleros con licencia también se vieron afectados por dicho traslado, y a pesar de que la Oficina del Historiador les ofreció trabajo en la nueva ubicación, cobrándoles un solapín y un uniforme de trabajo a un precio de 183 pesos en moneda nacional, no puede garantizarles un salario ni darles contenido de trabajo.
El señor Leal Spengler, sin embargo, aparentó estar interesado en ayudar a los carretilleros y efectuó una reunión con todos los trabajadores de la actual feria, donde manifestó que, como siempre, el pago debía salir de los artesanos, quienes eran también responsables por el contenido de trabajo que debían desempeñar los afectados.
ALAS ha podido constatar que hasta el momento de redactar esta nota informativa, aún se estaba gestionando, de forma verbal, cuál sería la mejor solución al problema de los carretilleros que, llenos de incertidumbres, esperan poder llevar a sus hogares “un peso” para comprar a sus hijos el pan de cada día.
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