OCTUBRE 1962: EL PLAN PARA GANAR LA GUERRA FRIA (I)

martes, 20 de octubre de 2009

OCTUBRE 1962: EL PLAN PARA GANAR LA GUERRA FRIA (I) 

 Por Diego Trinidad, Ph. D.  
En este mes se cumple un nuevo aniversario de la Crisis de Octubre de 1962, cuando el mundo estuvo más cerca que nunca de una guerra nuclear.  Los acontecimientos son bien conocidos, así que no serán el tema de este artículo.  Pero lo que no es casi conocido son los detalles del plan para no solo introducir cohetes nucleares en Cuba, sino de hecho, en una jugada maestra, ganar de una vez por todas la guerra fría.  Esto lo escribí en detalle el pasado año para ser publicado en el libro editado por mi buen amigo, el Dr Efrén Córdova, “50 años de revolución cubana: el legado de los Castro”.  Sin embargo, no fue incluido porque el capítulo que Efrén me pidió sobre Girón, se hacía demasiado largo si se incluía la parte de la Crisis de Octubre.  Así que, de una manera muy extractada, aquí lo publico por primera vez.  Pero debo aclarar que lo que sigue no es producto de ninguna investigación original de mi parte.  La información es conocida, aunque no por el público en general.  Es relativamente nueva, solo salió a relucir en el 2006 en el libro “Khrushchev’s Cold War”, escrito por Timothy Naftali y Aleksandr Fursenko.  Luego, el año pasado, en el mejor de todos los libros publicados sobre la Crisis,  “One Minute to Midnight”, del escritor irlandés Michael Dobbs, se dieron aún mas detalles.  Lo que es nuevo y original aquí es mi interpretación de los hechos, la cual, como siempre, está estríctamente basada en un minucioso análisis de tales hechos.  (Por cierto, Michael Dobbs, con quien conversé personalmente cuando presentó su libro en Casa Bacardí el año pasado, no comparte mi interpretación; él considera que lo que yo digo es una de las motivaciones de Khrushchev, pero no la principal.  Discrepamos amistosamente, pero yo creo tener la razón). 
Lo que se conoció en la Rusia de Khrushchev como la Operación Anadyr, por un rio en Siberia del mismo nombre, se originó en abril de 1962, cuando Khrushchev, muy informalmente y de buenas a primeras, le preguntó al entonces Ministro de Defensa ruso Rodion Malinovsky que le parecía “si le pusiéramos un erizo (hedgehog, el nombre coloquial de un cohete de mediano alcance ruso de la época) a los americanos dentro del pantalón”.  Malinovsky contestó, sin pestañar, que sí sería posible, pero solo como una decision política del Presidium en pleno (órgano supremo de gobierno de la Rusia comunísta de entonces).  Dias después, a fines de mayo, se presentó la propuesta por Khrushchev ante el pleno y después de alguna oposición, sobre todo por parte del Vice-Premier Anastas Mikoyan, el plan fue aprobado por todos los miembros del Presidium, incluyendo a Mikoyan. Años después del fracaso ruso en Cuba en octubre de 1962, Khrushchev siempre mantuvo que su único motivo de colocar armas nucleares en Cuba había sido “defender a Cuba”, lo cual fue aceptado por la enorme mayoría de los historiadores de distintas tendencies políticas en el mundo entero.  Pero esta es una version falsa.  Defender a Cuba fue un motivo importante, pero no el único.  Nada de eso.  El motivo principal, como admitió el mismo Khrushchev en la reunion de mayo en Moscú, fue una decision politico-estratégica.  “Esta será una política ofensiva”, declaró el lider ruso según minutas tomadas por dos taquígrafos militares rusos presentes en la reunión.   
La Operación Anadyr fue una vasta y complicada operación militar, la cual invulucró a todo el aparato militar ruso, desde el ejército rojo, a la marina, al cuerpo de cohetería estratégico y hasta a la relativamente pequeña fuerza de submarinos nucleares rusos, ya que el plan original contemplaba el establecimiento de una base de submarinos rusos en Cienfuegos, la cual fue construida años después.  Contaba además con un importante elemento politico, el cual sería puesto en prática y revelado una vez que los cohetes estuvieran emplazados y funcionales en Cuba.  Pero todo dependía enteramente en llevar a cabo la operación en total secreto y sorprender a EU con un fait acompli.  Estuvieron muy cerca del éxito, pero al final, el plan fue descubierto antes de tiempo y por eso fracasó.  Mas la jugada maestra de Khrushchev le salió mal al fin y al cabo por su gigantesco error de cálculo sobre la firmeza del presidente americano John Kennedy. Y en ese error de cálculo se basó primordialmente Khrushchev para tomar la arriesgada decisión de introducir armas nucleares rusas en Cuba en 1962.  Todo partió del fracaso desastroso de la invasión de Girón, cuando en palabras del propio Kennedy, Khrushchev pensó que el presidente americano había sido lo suficiente atrevido para lanzar la operación, pero le faltó el valor y la determinación para verla triunfar.  Mucho peor fue el resultado de la reunion cumbre entre los dos líderes en Viena unas semanas después, en junio de 1961.  Ahí fue donde Khrushchev, una vez más, en palabras de Kennedy, “le tomó la medida” y salió convencido de que podia chantajear al presidente a su debido tiempo.  Ese momento llegó 18 meses después.  
¿Que fue Anadyr?  Ni mas ni menos que un brillante plan ideado por Nikita Khrushchev para ganar la Guerra Fría en noviembre de 1962.  La apuesta más arriesgada y atrevida de un líder ruso supremamente confiado en que tenía dominado a John Kennedy, quien mansamente aceptaría la presencia de cohetes nucleares en Cuba a las famosas 90 millas de las costas americanas.  La jugada final de un apostador de por vida, quien veía en esta operación la única manera de igualar a EU en poderío atómico sin destruir la economía rusa y de imponer su concepto de “coexistencia pacífica” a EU y al resto del mundo.  En otras palabras, lograr el sueño dorado de todos los líderes comunistas desde Lenin:  la dominación de todo el mundo por el comunísmo internacional. 

La operación militar incluía la introducción en Cuba de 40 cohetes nucleares en cinco regimientos, tres con cohetes de alcance medio R-12 y dos con cohetes de alcance intermedio R-14.  Las dos categorías de cohetes podían llegar a casi todo EU, menos el noroeste y Alaska.  La magnitud del plan se puede entender sabiendo que en 1962, Rusia contaba con solo 20 lanzadores de cohetes intercontinentales, con grandes defectos de certeza (en múltiples pruebas previas, más de la mitad de los cohetes lanzados, caían sobre el territorio ruso) y con ninguna confianza que una vez lanzados llegarían a EU.  Para proteger los cohetes en territorio cubano, cuatro regimientos motorizados, dos batallones de tanques, un ala de MiGs 21 de ataque, baterías antiaereas y doce grupos de cohetes tierra-a-aire (SAMs), con 144 lanzadores de cohetes.  Total de tropas rusas en  Cuba:  50,874 (la inteligencia militar de EU creía que solo habían 12,000 soldados rusos en la isla).  Cuarenta y dos bombarderos ligeros IL-28 que podían llegar a la Florida, con seis bombas nucleares.  Y lo más importante y nunca detectado por los servicios de inteligencia americanos, dos regimientos de misiles cruceros (cruise missiles) FKR, con 80 misiles con cabezas atómicas diseñados para proteger las costas cubanas contra una invasión americana. Tambien se contemplaba, como mencionado, construir una base de submarinos nucleares, nunca antes vistos fuera de aguas territoriales rusas, con cohetes capaces de alcanzar toda la costa este de EU.  Finalmente, doce cohetes atómicos tácticos conocidos como Luna, con un alcance de 40 millas, para ser usados (habían sido autorizados inicialmente por Khrushchev, pero el Mariscal Malinovsky tambien tenía que firmar la orden y nunca lo hizo) en Cuba en caso de una invasión de EU.  Las cabezas nucleares variaban desde un megatón a dos kilotones (un megatón equivale a un millón de toneladas de TNT, un kilotón a 1,000 toneladas).  La bomba que destruyó Hiroshima en Japón para terminar la Segunda Guerra Mundial tenía 15 kilotones.  Esto, pues, era la Operación Anadyr. 
Los autores Naftali y Fursenko fueron de los pocos que examinaron los archivos secretos rusos, que se abrieron efimeramente por unos meses bajo el primer gobierno de Boris Yeltsin (Michael Dobbs, respondiendo a una consulta mia al respecto, me confirmó que él no había tenido acceso a esa documentación cuando condujo las investigaciones para su gran libro muchos años después).  Pero además de los archivos contaron con las notas y entrevistaron a los dos taquígrafos rusos presentes en las reuniones del 21 y 24 de mayo y del 12 de junio en el Kremlin (en el salón de conferencias del Presidium no había micrófonos, como si los había en la Casa Blanca) donde se tomaron las decisiones autorizando Anadyr.  Según estos autores, para ellos estuvo claro que “Khrushchev vió los cohetes estratégicos nucleares como armas ofensivas primordialmente desplegadas para establecer un balance de terror con EU”.  
Además del plan militar, la operación contaba con dos elementos políticos claves para producir la “sorpresa de noviembre”.  Un canal extraoficial, el coronel de la inteligencia militar ruso Georgi Bolshakov (supuestamente un periodísta de la agencia rusa TASS), quien se llegó a convertir en amigo personal de Robert Kennedy, hasta el punto de ser invitado a reuniones familiares en casa de Robert, donde jugaba touch football con él y sus amigos en fines de semana.  Este “canal” fue diseñado para ganar la confianza de los Kennedy y conducir campañas de desinformación en los mas altos niveles de la administración, lo cual fue logrado.  Por ejemplo, a petición de Bolshakov, se suspendieron los vuelos de vigilancia alrededor de Cuba en todo el Caribe durante muchas semanas en el verano—para aliviar “tensiones”--lo que fue aprovechado por los rusos para comenzar el masivo transporte de equipo y personal militar a Cuba.  El segundo elemento correspondía a Khrushchev, el actor más importante del drama que se iba a desarrollar, quien realizaría dos importantes viajes en noviembre, después de las elecciones congresionales en EU. El primero a Cuba, donde se firmaría un tratado de alianza y defensa mutua con Castro y se anunciaría la presencia de cohetes nucleares estratégicos en la isla.  El segundo a New York, donde Khrushchev anunciaría el ultimatum final sobre Berlín ante la ONU. demandando la salida de Berlín de todas las tropas aliadas y la firma de un tratado con Alemania Oriental poniendo fin oficialmente a la Segunda Guerra Mundial.  Recuérdese que Berlín fue por mucho tiempo el principal campo de contención entre el Este y el Oeste, y para Kennedy en particular, se había convertido casi que en una obseción.  Según el presidente, una buena razón porque en Girón no hubo intervención militar americana, ni siquiera para salvar a los sobrevivientes de la fracasada invasión, fue por su temor de que Rusia interviniera militarmente en Berlín.  Las alternativas para EU eran solo dos: la aceptación de todo el “gran diseño” ruso, o la guerra.  Khrushchev estaba seguro de cual sería la decisión de Kennedy, la rendición incondicional.  Se la jugó, se equivocó, y perdió su gran apuesta para ganar la Guerra Fría de una tirada de los dados cósmicos.  Pero mientras tanto, el mundo estuvo mas cerca que nunca de una guerra nuclear.
Durante varias semanas, desde julio hasta fines del verano, la enorme y complicada operación procedió sin muchas dificultades y sin ser descubierta, lo cual fue una gran hazaña si se tiene en cuenta la tremenda distancia entre Rusia y Cuba.  Mas el transporte de todo el material, incluyendo las tropas, debía ser por mar y utilizando barcos cargueros de banderas no rusas, para mantener el secreto; se consideró muy riesgoso transportar, sobre todo los cohetes, por aire, ya que en caso de un accidente, todo se descubriría.  Pero en agosto todo cambió.  Primero, comenzaron a llegar rumores a EU de “tubos largos” moviéndose sigilosamente en la noche por las carreteras de Cuba.  Estos rumores provenían mayormente de exiliados cubanos recién llegados a EU y entrevistados por agentes de la CIA, pero también de diplomáticos de gobiernos aliados, principalmente de Francia.  La novela de Leon Uris “Topaz”, y la película del mismo nombre realizada por Alfred Hitchcock, ambas estuvieron basadas en algunos hechos reales de agentes secretos franceses.  La CIA no le daba mucho crédito a los “inventos” y exageraciones de los cubanos que llegaban diariamente a Miami, pero los reportes de los pocos vuelos de reconocimiento que seguían volando sobre los barcos rusos dirigidos a Cuba no podían ser ignorados, sobre todo cuando confirmaban la presencia de largos cilindros tapados por lonas en las cubiertas de muchos cargueros.  Muy pronto, los analístas fotográficos del Centro Nacional de Interpretación Fotográfica (NPIC) de la CIA confirmaron que los cilindros eran casi seguro SAMs.  Y la CIA comenzó a presionar a la administración sobre la necesidad de reanudar los vuelos de aviones U-2 sobre Cuba para tener una idea más clara de lo que estaba sucediendo en la isla.

Pero una vez más, la nefasta influencia del Secretario de Estado americano Dean Rusk(foto) , el gran responsable de la debacle en Girón (aunque Kennedy fue quien tomó las decisiones finales), se hizo sentir, cuando se opuso a los vuelos de U-2s por temor a provocar un incidente internacional.  El Asesor de Seguridad Nacional del presidente, McGeorge Bundy, apoyó a Rusk, y los vuelos no se reanudaron hasta el 29 de agosto, cuando por primera vez el Senador republicano de New York, Kenneth Keating, coincidentalmente denunció la presencia de cohetes rusos en Cuba.  Las fotos tomadas por el U-2 el 29 de agosto revelaron definitivamente ocho sitios bajo construcción de emplazamientos de SAMs.  Otro vuelo el 5 de septiembre mostró tres nuevas bases de SAMs en construcción, y cinco MiGs 21, los mas modernos de Rusia, que podían alcanzar 70,000 pies de altura y ponían en peligro a los U-2s que volaban a esa altura. Mas Kennedy y sus asesores seguían ignorando todos los peligrosos indicios, prefiriendo confiar en las aseveraciones del Embajador ruso Anatoli Dobrynin (quien no conocía el plan Anadyr) de que las armas que llegaban a Cuba eran “defensivas”.  Kennedy perdió horas agonizando sobre si los armamentos rusos en Cuba eran “ofensivos” o “defensivos”, como si lo importante no fueran las intenciones de los rusos y los cubanos de como utilizar tales armas. (La parte final en la edición de mañana)